Una gran cantidad de personas participaron este domingo en la tarde en las honras fúnebres del joven deportista Cristian Romo Erazo, quien falleció el pasado jueves a las 5 y 40 minutos de la tarde en el Hospital San Pedro de la ciudad de Pasto.
Tan pronto su padre Erlinto se enteró de la muerte de su hijo, el jueves en horas de la noche comenzó el proceso en el centro asistencial de la capital nariñense para poder trasladar al cuerpo de su hijo hasta Sandoná.
Por el tema de los protocolos que deben cumplir las autoridades en los casos de muertes provocadas por accidentes de tránsito, el mismo jueves antes de la medianoche Erlinto regresó a su casa, ubicada en el barrio Porvenir al suroccidente de Sandoná. En medio de un profundo dolor se reunió con su esposa Doris, su hijo Ángel, sus familiares y sus vecinos.
Los trámites en la ciudad de Pasto los continuó Eder, el hijo mayor de la familia Romo Erazo, quien al enterarse de la muerte de su hermano, se vino de Medellín en donde trabaja como policía. A él le correspondió esperar el día viernes que medicina legal, ubicad en el Hospital Universitario Departamental de Pasto le entregue el cuerpo y luego llevarlo al domicilio de la funeraria con el fin de que lo prepare para poderlo trasladar hasta Sandoná.
A las 7 de la noche Eder, varios familiares y amigos salieron de Pasto en el vehículo de la funeraria, en medio de la lluvia. Mientras tanto varias personas en carros y motos, sin importar la lluvia, esperaron el cortejo fúnebre en El Ingenio y Altamira.
Pasadas las 8 y media se formó la caravana, encabezada por la ambulancia del Hospital Clarita Santos cuyo conductor activó la sirena, los conductores expresaron su tristeza con los pitos y los motociclistas, compañeros de Cristian, hicieron lo propio con el rugir de los motores de sus vehículos.
La caravana se detuvo frente a la entrada de la sala de consulta externa del hospital y en seguida espontáneos bajaron el ataúd y lo ubicaron en el lugar previamente arreglado, en medio del llanto y de los gritos de dolor de familiares y amigos.
En seguida la gerente del Hospital Clarita Santos Rutbey Zambrano Benavides se dirigió al público e hizo una corta remembranza del trabajo que desempeñó Cristian, como portero durante los últimos 11 meses. Continuó la licenciada Xiomara Enríquez con la interpretación de dos canciones.
A los pocos minutos llegó el padre José Bernardo López quien celebró la eucaristía y en la homilía hizo un especial énfasis en la actitud que deben tener los jóvenes frente a la vida. La velación continuó en el Hospital hasta las horas de la madrugada del día sábado, cuando familiares y amigos trasladaron el ataúd hasta la vivienda de la familia Romo Erazo.
En el corredor de su casa de habitación arreglaron el ataúd y ubicaron en la parte frontal una moto azul con el número 426, el casco y el vestido del motociclista, en una mesa los trofeos obtenidos en las competencias, entre ellos el conquistado el primero de mayo en Cumbal como ganador de la categoría AX 100, encima del ataúd una fotografía, como se acostumbra en la actualidad y debajo del ataúd como ha sido tradicional un vaso de agua.
Durante este sábado una gran cantidad de familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo de Erlinto, jóvenes integrantes de los clubes de motociclismo, voleibolistas, entre otros, se acercaron durante el día y especialmente en horas de la noche a saludar a los padres, hermanos y familiares cercanos y a elevar oraciones por el alma de Cristian, especialmente el rezo del Santo Rosario.
El traslado desde la casa hasta la Basílica Nuestra Señora del Rosario comenzó a la 1 y 30 de la tarde con pocos acompañantes que con el paso por los diferentes lugares fueron en aumento. Los hombres se turnaron para cargar el ataúd. Al tomar la carrera 5 aumentaron el paso porque empezó a lloviznar.
Llegaron al atrio del templo parroquial justo a la hora fijada: 2 de la tarde. Por la llovizna entraron el ataúd unos metros de la puerta principal y en este lugar esperaron al presbítero José Bernardo López, para luego de la oración inicial ingresar hasta el frente del altar mayor.
En la homilía el párroco envió un mensaje de esperanza a los padres y hermanos de Cristian e insistió que siempre lo recuerden con alegría, por lo que hizo en su vida. Los compañeros aficionados al motociclismo participaron con las peticiones y antes de finalizar el acto religioso dos familiares fueron las encargadas de agradecer a la comunidad sandoneña por los gestos de solidaridad.
El padre López dio la bendición a la salida de la Basílica y desde este lugar los asistentes acompañaron a los familiares hasta el cementerio Jardines de Paz. Tomaron la carrera 5 hasta la calle 6 y por esta hacia el occidente. En esta oportunidad los turnos de los hombres para cargar fueron mucho más cortos. Los motociclistas ubicados frente al cementerio lo despidieron con el ruido de los motores.
Frente a la tumba se formó una calle de honor que aplaudió al joven deportista, como lo hizo de manera espontánea a la salida del templo parroquial unos minutos antes. En medio del dolor y de una canción interpretada por el Trío Los Auténticos, depositaron el ataúd en la tumba.
Quedó en la memoria de los acompañantes el carisma de Cristian, sus participaciones en los campeonatos de voleibol, en las competencias de motociclismo y especialmente su don de ser una buena persona.
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