Desde Nod
Por
Alejandro García Gómez
Alejandro García Gómez
pakahuay@gmail.com
El
Alzhéimer es una enfermedad que hoy la padecen 36 millones de personas en el
mundo. Al parecer, por una situación familiar, el médico Francisco Lopera
–profesor de la Universidad de Antioquia- se dedicó a su estudio. En una
operación de rastreo investigativo, identificó la geografía de una de sus
raíces en Colombia: viene desde 1745, en Angostura (Antioquia). Pero aunque se
habla de la “mutación paisa”, no es exclusiva de esa población ni siquiera sólo
de Antioquia, sino de toda Colombia y del mundo. Con el apoyo de su
universidad, poco a poco se fue proporcionando un equipo investigador, además
de trabajar en sus clases como docente.
Alzhéimer es una enfermedad que hoy la padecen 36 millones de personas en el
mundo. Al parecer, por una situación familiar, el médico Francisco Lopera
–profesor de la Universidad de Antioquia- se dedicó a su estudio. En una
operación de rastreo investigativo, identificó la geografía de una de sus
raíces en Colombia: viene desde 1745, en Angostura (Antioquia). Pero aunque se
habla de la “mutación paisa”, no es exclusiva de esa población ni siquiera sólo
de Antioquia, sino de toda Colombia y del mundo. Con el apoyo de su
universidad, poco a poco se fue proporcionando un equipo investigador, además
de trabajar en sus clases como docente.
Según
algunos de sus exalumnos que conozco, el profe Lopera es el modelo del
excelente maestro que uno recuerda siempre, por sus conocimientos, por su
sabiduría como hombre y por su bondad como ser humano. Hoy el avance de su
investigación es reconocido no sólo en Latinoamérica, sino en las principales
universidades, centros de investigación y hospitales de Europa, de EE UU y
resto del mundo. Allá ha dado cursos y desde allá vienen a aprender de su trabajo teórico y práctico
hasta su universidad en Colombia.
algunos de sus exalumnos que conozco, el profe Lopera es el modelo del
excelente maestro que uno recuerda siempre, por sus conocimientos, por su
sabiduría como hombre y por su bondad como ser humano. Hoy el avance de su
investigación es reconocido no sólo en Latinoamérica, sino en las principales
universidades, centros de investigación y hospitales de Europa, de EE UU y
resto del mundo. Allá ha dado cursos y desde allá vienen a aprender de su trabajo teórico y práctico
hasta su universidad en Colombia.
En la
actualidad está buscando pacientes voluntarios para continuar con sus estudio,
según el periódico Alma Mater (#649, diciembre, 2015). Ya hay varios pero no
son lo suficientes para su análisis definitivo. Con palabras muy sencillas
explica su investigación y lo que se propone con el voluntariado: algunas
personas nacen con predisposición genética para la enfermedad. Es decir de
padres con Alzhéimer posiblemente nacerán hijos ídem. Posiblemente, pero no
siempre. Aquí juegan las probabilidades de la genética. Estas personas, las
predispuestas, empiezan a generar a temprana edad -28 años, dice él- una
sustancia bioquímica que los sanos no la producen: un amiloide. Es como una
“basura” en nuestro cuerpo, una basura tóxica. Su perjuicio es generar daños en
la proteína que él llama Tau, propia del cerebro. O sea, el daño de Tau es
posterior al del amiloide; es su consecuencia. De Tau se sabe muy poco aún,
dice. Un símil mío, quizá algo torpe, podría ser el comparar el amiloide con la
hojarasca que tapa los desagües de una calle o de una casa. Una vez obstruida
la boca del sumidero, todo el resto de hojarasca y demás detritus seguirían
taponando más y más la calle o la casa, hasta el colapso. Hasta aquí el símil y
perdón por él.
actualidad está buscando pacientes voluntarios para continuar con sus estudio,
según el periódico Alma Mater (#649, diciembre, 2015). Ya hay varios pero no
son lo suficientes para su análisis definitivo. Con palabras muy sencillas
explica su investigación y lo que se propone con el voluntariado: algunas
personas nacen con predisposición genética para la enfermedad. Es decir de
padres con Alzhéimer posiblemente nacerán hijos ídem. Posiblemente, pero no
siempre. Aquí juegan las probabilidades de la genética. Estas personas, las
predispuestas, empiezan a generar a temprana edad -28 años, dice él- una
sustancia bioquímica que los sanos no la producen: un amiloide. Es como una
“basura” en nuestro cuerpo, una basura tóxica. Su perjuicio es generar daños en
la proteína que él llama Tau, propia del cerebro. O sea, el daño de Tau es
posterior al del amiloide; es su consecuencia. De Tau se sabe muy poco aún,
dice. Un símil mío, quizá algo torpe, podría ser el comparar el amiloide con la
hojarasca que tapa los desagües de una calle o de una casa. Una vez obstruida
la boca del sumidero, todo el resto de hojarasca y demás detritus seguirían
taponando más y más la calle o la casa, hasta el colapso. Hasta aquí el símil y
perdón por él.
Lopera y su
equipo han encontrado la manera de “eliminar” o al menos “minimizar” la
producción y acumulación del amiloide por medio de unos medicamentos que no
presentan ni alergias “ni efectos secundarios graves”, según pruebas. Es decir,
hallaron la manera de mantener un monitoreo constante “para que los sumideros
no se llenen de hojarasca o material descompuesto (dentro de cada organismo
propenso al Alzhaimer)”. Esto para los que aún están sanos, pero que –la
mayoría- inexorablemente acabarán en el Alzhéimer. Aún no hay nada para
remediar el daño de la proteína Tau descompuesta. Esperan encontrarlo y
combinar ambas acciones para los ya enfermos. Por ahora se trata de no dejar
que el amiloide peleche, como se dijo. Pero cuenta con muy pocos voluntarios
cuyas familias han tenido personas con esta enfermedad. Ampliaron la
convocatoria pero ni así. “Los voluntarios deben ser personas sanas, familiares
de alguien que haya sufrido Alzhéimer precoz” (ibíd). Tener entre 30 y 60 años.
El grupo identificará si el voluntario pertenece a ese tronco ancestral de la
“mutación paisa”. “…Si tienes un familiar o conoces a alguien con demencia
precoz o pérdida grave de la memoria antes de los 60 años comunícate con el
Grupo de Neurociencias de la U de A Teléfonos 2196664 o 2196657 (Med.) o
visítanos en www.quenoseteolvideayudar.com” (ibíd.). Esta respuesta debe darse
para antes de este 31 de diciembre. Ojalá la gran prensa, la TV y las redes
sociales multiplicaran este SOS del dr. Lopera. 10.XII.15
equipo han encontrado la manera de “eliminar” o al menos “minimizar” la
producción y acumulación del amiloide por medio de unos medicamentos que no
presentan ni alergias “ni efectos secundarios graves”, según pruebas. Es decir,
hallaron la manera de mantener un monitoreo constante “para que los sumideros
no se llenen de hojarasca o material descompuesto (dentro de cada organismo
propenso al Alzhaimer)”. Esto para los que aún están sanos, pero que –la
mayoría- inexorablemente acabarán en el Alzhéimer. Aún no hay nada para
remediar el daño de la proteína Tau descompuesta. Esperan encontrarlo y
combinar ambas acciones para los ya enfermos. Por ahora se trata de no dejar
que el amiloide peleche, como se dijo. Pero cuenta con muy pocos voluntarios
cuyas familias han tenido personas con esta enfermedad. Ampliaron la
convocatoria pero ni así. “Los voluntarios deben ser personas sanas, familiares
de alguien que haya sufrido Alzhéimer precoz” (ibíd). Tener entre 30 y 60 años.
El grupo identificará si el voluntario pertenece a ese tronco ancestral de la
“mutación paisa”. “…Si tienes un familiar o conoces a alguien con demencia
precoz o pérdida grave de la memoria antes de los 60 años comunícate con el
Grupo de Neurociencias de la U de A Teléfonos 2196664 o 2196657 (Med.) o
visítanos en www.quenoseteolvideayudar.com” (ibíd.). Esta respuesta debe darse
para antes de este 31 de diciembre. Ojalá la gran prensa, la TV y las redes
sociales multiplicaran este SOS del dr. Lopera. 10.XII.15