Venezuela: sin alma, sin esperanza

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Visión de mujer
Por Elsy Melo Maya
elsy.ya@hotmail.com
Paola Ocampo, abogada
colombo-venezolana, residente hace 38 años en Barquisimeto-Venezuela, nos
escribe: “Hablar de Venezuela en este momento incluye un paseo por todas las
islas de los sentimientos. Éste país donde crecí, tendió la mano a miles de
personas que ahora miran como sus familiares parten despavoridos en busca no
sólo de ‘un mejor futuro’ sino de comida
; no aspiran una buena propuesta
laboral, sino que salen uno detrás de otro cual sardinas en lata en busca de un ‘sobrevivir’.

Y es poco lo que nos queda, al
cosechar lo que el régimen sembró: solo desesperanza; el mayor daño que nos
hizo no fue destruir a las industrias, ni dejarnos sin riquezas, ni tener 10%
de la población exiliada, ni habernos convertido en el país con la inflación
más grande del planeta, ni tampoco el índice vergonzoso de mortandad por
desnutrición: ‘El mayor daño lo ha hecho en la demolición del alma nacional, de
la esperanza ciudadana, de la dignidad de un pueblo…’
. Y así es como sin
alma, sin esperanza, sin la tranquilidad que da el confiar, muchos jóvenes o
familias enteras salen de ésta, su tierra, a abrirse caminos, algunos buenos
otro no tanto, pero finalmente camino que te hace no ser de ninguna parte, te
hace ser de aquí o de allá y siempre de ningún lado.
Pero además nos ha llevado a la peor
crisis de nuestra vida: la mayor parte del tiempo buscamos alimentos por los
supermercados que quedan, tiendas, huecos y esquinas o con el vendedor
ambulante, esperando tener la suerte que sean acordes al presupuesto. Sin
embargo, salimos a ver el sol todos los días y nos levantamos a luchar contra
la desilusión y la desesperanza. Quienes no hemos partido, nos hemos convertido
en expertos de la resiliencia y cual camaleones nos adaptamos a las opciones
que nos quedan
y cuando la adversidad nos abraza, la abofeteamos para apartarla
día a día de nuestra vida.
Estoy segura de que esto cambiará,
lo dice la historia, pero mientras eso ocurre, aprendo el valor del abrazo a un
amigo, porque tal vez sea él o yo quien parta pronto
, aprendo que una video
llamada no es una actualización de alguna aplicación, sino un encuentro cercano
entre familias y amigos, y que tomarse un café y disfrutar el hoy es el más
preciado regalo que tenemos con nuestro seres queridos. Eso aún no nos lo han
podido quitar.”

Febrero 12 de 2018

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