Camino hacia el bicentenario de la Batalla de Bomboná 12

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Remembranzas consaqueñas
Parcelación de Bomboná
Por José Rodrigo Rosero Tobar
roserotobarjoserodrigo@gmail.com

Transcurría la vida monótona y tranquila en Consacá, asociada a una cultura difundida bajo el imperio de la rutina que encubría privilegios de unos y sufrimientos de otros, al margen de todo movimiento extraño, enmarcado en una sociedad estática y sumida en la coexistencia de sus incipientes vanidades y sus acentuadas miserias sin que nada turbara la rígida estabilidad de sus esferas.

Pero todo eso se trastocó un día de septiembre de 1959, precisamente lunes 22, cuando se inició un conflicto en la hacienda Bomboná que trascendió a nivel regional y nacional, protagonizado por los trabajadores de la misma al revelarse y expresar su franca contradicción con el actuar de los propietarios del predio, efectuando un paro acosados por las arduas labores a que eran sometidos, conflicto en el cual las dos partes acudieron tanto a acciones legales como de hecho y que concluyó a mediados de 1963 cuando, después de un espinoso proceso de negociación, el Estado colombiano adquirió parte de la propiedad, la más inculta según los entendidos, para repartirla en parcelas y entregarlas a crédito a familias de la zona.

La hacienda Bomboná fue un latifundio formado, como todas las haciendas que se desarrollaron en el territorio americano como unidades productivas, de tierras usurpadas a los indígenas.

Desde que se inició el movimiento, quienes participaron debieron enfrentar a una burguesía desarrollada que no dudó en aplicar sus influencias para demeritar a su favor las intenciones de los sublevados, burguesía de la que hacían parte hacendados comarcanos, la mayoría residentes en la ciudad de Pasto y afiliados al partido conservador; pero, también contaron con el apoyo de personas de la política, el periodismo, el sindicalismo e incluso el clero, en su mayoría vinculados al partido liberal y personas cercanas a la izquierda nacional.

Para lograr su propósito, los actores acudieron a las narrativas sobre el proceso independentista atrayendo el recuento de la batalla de Bomboná, la que en su discurso la presentaron como centro de apoyo para impulsar y tratar de legitimar las acciones que entonces emprendieron, intentando que el movimiento fuera asociado con el movimiento libertario sucedido en el siglo inmediatamente anterior. Recurrieron al pasado enclavado en su memoria, dejándose arrastrar hacia un mar de disfunciones de un orden social marcado por la dominación y la subyugación en ese fundo que derivó en la gestación del movimiento.

El gobierno nacional actuó en este caso, en su momento tratando de desvirtuar el movimiento, y en la culminación del mismo, se hizo ver en su discurso como un Estado garantista de los derechos de los menos favorecidos, con un acto de entrega de títulos a los nuevos propietarios, la construcción de una ciudadela, la promoción de cooperativas agrícolas y la formación de microempresas; pero es cierto, que la historia coloquial se ha encargado de marcarle la verdadera importancia que representó la acción de los sublevados.

Hoy, quien visita la zona, difícilmente puede determinar la naturaleza del conflicto y los alcances que tuvo en su momento. Las brumas del olvido se han encargado de cumplir su función, y el tiempo se ha encargado también de ir desapareciendo a los protagonistas, transeúntes de la vida, de estos acontecimientos.

La batalla de Bomboná y el conflicto de la parcelación de la hacienda, dos acontecimientos que no cabe duda se enlazaron en un eslabón con lógicas similitudes, extraídas desde los objetivos mismos propuestos hasta las consecuencias suscitadas. Descendiendo del máximo conjugado en las gestas libertarias de los pueblos americanos, iniciadas anunciando el respeto a un lejano rey pero pregonando una libertad decantada en el acceso al poder, hasta lo mínimo como el conflicto suscitado en la hacienda Bomboná, donde la libertad se pregonada en el acceso a la propiedad, es decir, recuperar aquello que perteneciera y le fuera arrebatado a su estirpe ancestral, buscando esta vez sí una segunda oportunidad en este globo terrenal.

Consacá, 17 de septiembre de 2021

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