Cazar nubes y otros experimentos nacidos en un laboratorio (de paz)

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Foto: Pablo Linde

Tomado de
www.elpais.com

Más de 100 personas de 14 países se
han reunido en Colombia para poner en marcha proyectos de innovación social.
Estos son los 10 que quedaron seleccionados en LABICxLaPaz.

Mientras Colombia habla de paz y
reduce su tasa de homicidios a mínimos en los últimos 40 años, en Nariño, un
departamento del Pacífico que hace frontera con Ecuador, los desplazamientos
continúan, los asesinatos crecen, las desapariciones no cesan
. “La paz de la
que goza el país está aquí ausente”, en palabras de su gobernador, Camilo
Romero.

No es casualidad que la Secretaría
General Iberoamericana (Segib), un organismo multilateral formado por 22
países, escogiera Pasto, su capital, para crear un laboratorio de paz en el que
han participado durante dos semanas más de 100 personas
. Es el cuarto año que
organiza un evento de este tipo, el primero que la paz es el motivo central.
LABICxLaPaz ha sido el nombre de esta edición.
¿Cómo se experimenta en un
laboratorio como este? Decenas de personas mandan propuestas de innovación
social. 10 son seleccionadas y voluntarios de todo el mundo postulan para
aportar sus habilidades y conformar equipos interdisciplinares
que superen
retos como los que se han visto estos días en Pasto: desde prótesis creadas con
impresoras 3D hasta una plataforma virtual para profesores, pasando por
mecanismos que atrapen las nubes y las conviertan en agua potable. Como lo
describía el gobernador, “son ciudadanos que ponen su tiempo y dinero [puesto
que se pagan sus billetes para asistir] para contribuir al proyecto de un
desconocido”.
Rebeca Grynspan, secretaria general
de la Segib —que junto a la Gobernación de Nariño facilitaron la logística para
esta cobertura—, pone en valor las ideas de la gente y el talento “que está
mucho mejor distribuido en el mundo que las oportunidades”. “En medio de la
cuarta revolución industrial, la sociedad avanza más rápido que las
instituciones
. Nosotros no tenemos las respuestas, pero podemos facilitar a la
gente que las busque en un laboratorio como este”, reflexiona. Y el resultado
de estas dos semanas de experimentación, que terminaron el pasado sábado 24 de
febrero, fueron estos 10 proyectos.
Creación de prótesis en impresoras 3D
El conflicto armado ha dejado en
Colombia más de 11.000 mutilados, de los cuales casi un millar están en Nariño.
A menudo, son campesinos que no cuentan con suficientes recursos para comprarse
prótesis y quedan completamente dependientes para el resto de su vida. Viendo
esta realidad, Esteban Bravo, un estudiante del departamento, se preguntaba qué
podría hacer. Gracias a un proyecto del Centro de Innovación Social de Nariño
(Cisna), comenzó a experimentar con impresoras 3D y creó un prototipo para un adolescente
de 15 años que había perdido el antebrazo.
Esta experiencia le sirvió para
postularse junto a un amigo para ser uno de los seleccionados del LABICxLaPaz.
Paralelamente, un grupo español que se había formado en Madrid, la Asociación
Autofabricantes, creada en Medialab Prado, llevaba tiempo trabajando en
soluciones parecidas. También solicitaron participar en el laboratorio y
comprobaron que ambos proyectos estaban mejor juntos, así que decidieron
unirse. De ahí salió lo que ellos llaman Gekkolab —el gecko es un lagarto que
regenera rápidamente sus tejidos—, que durante el laboratorio han creado
prótesis para una niña de ocho años que perdió el brazo y para un campesino al
que una mina le arrebató los dos. Los materiales que han utilizado cuestan unos
50.000 pesos (menos de 15 euros), mientras que una prótesis industrial similar
llegaría a unos 800.000 (casi 330), según Bravo. Como todos los proyectos
surgidos de este laboratorio, el objetivo es poder replicar la experiencia.
Autonomía energética y protección
ambiental
Daira Tintinago, una indígena de la
comunidad Yanacona de Cauca, iba desde pequeña con su madre a recoger leña para
cocinar. Ella estudió, pero siguió viendo cómo esta tarea quitaba horas a las
mujeres de su pueblo y se hacía cada vez más penosa para las mayores. Cuando conoció
que se celebraría Labic en Nariño, presentó la idea de crear un biodigestor que
aprovechara las heces del ganado y las convirtiera en gas metano que sirviera
para cocinar. Como muchas de las ideas que surgen en este laboratorio, no es
novedosa. La clave es adaptarla al territorio. Ella y su grupo lo hicieron en
otra comunidad con un gasto de poco más de 200 euros en materiales: 12 metros
de plástico, un sensor para el gas con un pequeño panel solar que lo alimenta,
tubos de PVC y unos aislantes térmicos. Con todo esto construyeron un sistema
para que las excretas de los cerdos de Olmes Jiménez, que es el primer
beneficiario, se acumulasen en el plástico, herméticamente sellado. Ahí se
mezcla con agua. La fórmula es 20 kilos de heces y 60 litros de agua. Es
entonces cuando las bacterias comienzan a hacer su trabajo y el plástico
empieza a inflarse con gas metano
. Cuanto más alta es la temperatura, más
rápido es el proceso. En el resguardo indígena de Obonuco, a las afueras de
Pasto, el clima es fresco y tarda alrededor de mes y medio en comenzar a surtir
gas. A partir de ahí, si siguen nutriendo al biodigestor con las cantidades
antedichas cada día, les dará entre dos y tres horas de llama, que evitará que
tengan que gastar tiempo o dinero en recoger leña o comprar gas. Y los
desperdicios son fertilizante orgánico. La idea ya ha comenzado a funcionar y
Jiménez se convertirá en instructor para que otros miembros de la comunidad la
pongan en marcha en sus fincas.
Atrapar agua potable de la niebla

En la Vereda el Socorro, a unos
kilómetros de la capital de Nariño, no hay escasez de agua. Pero conseguirla
potable no es un proceso sencillo. Hay que recogerla de quebradas lejanas a las
viviendas y después hervirla para eliminar bacterias. Germán Mueces, un estudiante
de ingeniería, hizo de su proyecto de grado un sistema que tratase de facilitar
esta labor a campesinos que viven en zonas húmedas, con gran cantidad de niebla
y precipitaciones, pero que no las pueden aprovechar para beber. Esta es la
intención del atrapanieblas, un artefacto que se ha probado en otras zonas,
sobre todo secas
. La instalación es sencilla: con dos guaduas (troncos
parecidos a los del bambú) sostienen una red en la que se van condensando las
nubes que pasan pegadas por la ladera del monte donde vive Héctor Jojoa, que ha
prestado su finca para el experimento. Caen a una canaleta que las lleva a un
depósito, previo filtrado mediante un sistema artesanal compuesto por piedra
pómez, carbón, algodón, arena y gasas. El líquido que obtienen puede ser
consumido directamente sin necesidad de hervir, según su creador. Si les salen
los cálculos, los mejores días podrán recoger entre 10 y 20 litros con el
sistema que han instalado, de unos ocho metros cuadrados de superficie. Se van
del laboratorio sin comprobar la productividad del sistema, ya que los días no
fueron demasiado propicios. Pero, sea efectivo o no, han conseguido poner a
trabajar en conjunto y a interesarse por el proyecto a toda una comunidad que
no andaba precisamente unida.

Plataforma virtual para profesores
en áreas remotas

Tumaco es el segundo municipio por
la cola en desempeño académico de toda Colombia. Solo está por detrás de otro
mucho más pequeño de la Guajira. A la universidad llega uno de cada 100
estudiantes y la tasa de abandono de los estudios es del 75%. “Todos los que no
los completan son potenciales víctimas de caer en las garras de la violencia
”,
explica Genith Solís, profesora en la localidad. Para ayudar tanto a alumnos
como a docentes, Carlos Alberto Rico, profesor de la Universidad Nacional de
Colombia en Nariño, proyectó una plataforma que, de manera lúdica, proporcione
a las escuelas materiales que permitan mejorar las principales áreas de
conocimientos: lectura, matemáticas, ciencias naturales y sociales. El fruto de
esta iniciativa será una página web que presentará el objetivo de terminar una
maratón. Cada actividad docente que se complete supondrá un número de metros, y
los maestros podrán participar en esta competencia virtual para mejorar las
herramientas con las que enseñan.

Una plataforma online para organizar
a los defensores de la paz
Las multitudinarias manifestaciones
del 4 de febrero de 2008 supusieron un antes y un después en Colombia. El
proceso de paz que dio lugar al alto el fuego bebió en parte de esta expresión
ciudadana de hartazgo. Una de sus promotoras, Rosa Cristina Parra Lozano, ha
visto desde entonces cómo muchos movimientos civiles han surgido sin lograr
tanto impacto. Su idea era recopilar las enseñanzas de este y otros procesos
ciudadanos para que diversos colectivos pudieran servirse de ellos
. Lo que han
trabajado en Labic estas semanas es una plataforma que sirva de guía en lo
relativo a lidiar con redes sociales, medios de comunicación, instituciones y
público en general para darle fuerza a cualquier reivindicación. El fruto del trabajo
es la plataforma Aranea, que irá creciendo con aportaciones de activistas.
Los inga, el pueblo indígena que venció́
al narcotráfico
Este es uno de los ejemplos de que
en un laboratorio no siempre sale lo que se andaba buscando, pero de una hipótesis
pueden florecer resultados inesperados. Sus ideólogos pretendían investigar
cómo el pueblo indígena inga logró expulsar al narcotráfico de sus tierras
usando lo que llaman la vía espiritual, que usa la ayuda de la ayahuasca, un
alucinógeno, para alcanzar nuevos niveles de entendimiento. Cuando visitaron la
comunidad encontraron cierta tensión. Sus miembros no estaban muy dispuestos a
contar esta experiencia de buenas a primeras a unos forasteros. Pero en ese
camino descubrieron cómo habían usado la radio en tiempos de conflicto. Como la
guerrilla no les permitía reunirse, utilizaban este medio para mantener la
comunicación, en su propio idioma, para burlar las imposiciones de los
ocupantes
. Lo que hicieron en el laboratorio fue explorar este sistema y poner
en común conocimientos junto a los Inga para perfeccionarlo, a la vez que iban
creando un manual para que la experiencia pudiera ser replicada por otros
pueblos en situaciones similares.
Microaspersores con materiales de
bajo coste
Innovar es una de las filosofías de
un laboratorio como este. Pero esto no quiere decir usar
tecnología punta, sino soluciones
que se adecuen a las necesidades y posibilidades de las personas. Los sistemas
de riego que se usan en la zona son ineficientes, cuando no inexistentes. Jesús
Díaz, estudiante de ingeniería forestal, pensó en crear aspersores con
materiales reciclados para maximizar el aprovechamiento del agua y mejorar los
cultivos
. Con tubos, piezas metálicas, alambres, ganchos y menos de 60 euros en
materiales se puede crear un sistema que aporta agua a una superficie de unos
90 metros cuadrados. Lo probaron con éxito en la finca de Andrés Moncayo, que
se convertirá en un embajador de esta tecnología de bajo coste en su comunidad,
en Chachaui, a una hora de Pasto.
Recuperación de tejido social de
mujeres víctimas del conflicto
Daniela Fuentes, ecuatoriana y
promotora de este proyecto, ha visto cómo durante años han llegado a su país
miles de colombianas desplazadas por el conflicto. Eran víctimas de la guerra y
de los estigmas que las acompañaban al cruzar la frontera. “Había un
estereotipo de que eran ladronas, prostitutas”, explica Fuentes. “A lo largo de
los años me di cuenta de que la mejor forma de reconstruir un plan de vida era
el arte y la creatividad”. Telas de araña —que así se llama el proyecto— se ha
propuesto construir una memoria colectiva de mujeres víctimas a través de la
estimulación de la creatividad
. En Pasto han trabajado con dos grupos de
mujeres: madres adolescentes (víctimas indirectas) y algunas habitantes de la
zona Pacífico que vivieron el conflicto en sus carnes, ya sea con asesinatos de
familiares o desplazamientos. Las pusieron a trabajar con dinámicas de grupo
que dejarán plasmadas en una web, también para que la experiencia sea
replicable. Al final del proceso, cada participante creó un cuaderno que plasma
sus vivencias.
Ludoteca para niños víctimas del
conflicto
La comuna número 10 de Pasto está
integrada en su mayoría por desplazados del conflicto. Campesinos que tuvieron
que salir de sus territorios por la violencia y llegaron a la ciudad sin nada.
Es una barriada de coloridos edificios construidos por el Gobierno, pero
plagada de familias desestructuradas, donde los niños no gozan del suficiente
espacio y atención y donde, a medida que crecen, los estupefacientes se van
convirtiendo en una salida cada vez más frecuente. Su impulsor, el brasileño
Daniel González Xavier, buscaba dar una oportunidad a estos chicos, no sólo de
jugar, sino de innovar, crear sus propios juguetes. “Jugar, y que ellos puedan
construir una realidad narrativa a partir de laboratorio, con técnicas de
teatro, producción artística manual, audiovisual…
”, resume.
El vídeo como herramienta de
convivencia

También en la comuna 10, y como otra
forma de estimular a los niños que crecen en este complicado entorno, uno de
los proyectos experimentó con el vídeo como manera de escuchar lo que ellos
tienen que decir. “Los pequeños tienen otra forma de ver las cosas. Hemos
querido sacarlos de las torres y traerlos a espacios donde se puedan encontrar,
conocer y trabajar en equipo”, explica María Fernanda López Mora, estudiante de
sociología en Nariño. La idea es que hagan vídeos en los que no hablen del
pasado, sino del futuro
. Que cuenten cómo se ven en unos años, cuáles son sus
sueños y aspiraciones. En el proyecto inicial querían emitir una señal que pudiera
ser captada por los televisores del vecindario, porque es algo generalizado en
estos hogares. Internet, sin embargo, no llega a todos. Pero técnicamente les
resultó imposible, así que optaron por crear una caja oscura a la que los
vecinos pudieran asomarse para ver y oír las historias de la infancia.

En Nariño, el ELN, la guerrilla que
queda activa tras el alto el fuego de las FARC, sigue matando. Muchos
territorios están todavía huérfanos de Estado y las bandas criminales se
aprovechan de ello. Más de 30 líderes sociales fueron asesinados el año pasado.
La paz, claramente no ha llegado. LABICxLaPaz trata de ser un granito de arena
para aliviar esta situación y servir de ejemplo a otros lugares. “Si logramos
sistematizar la experiencia que hemos vivido en Pasto podemos tener un modelo
para muchos otros lados del mundo”, reflexiona la secretaria general de la
Segib.

Fotos: Pablo Linde

Nota original:

https://elpais.com/elpais/2018/02/23/planeta_futuro/1519424815_470930.html

Author: Admin

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