Turismo nariñense: propuesta (3ª parte)

pakahuay@gmail.com

Por el acercamiento desde la distancia que
tango con Nariño y Sandoná, he conocido que en mi pueblo natal personas con
liderazgo ya comenzaron a formar grupos de fomento del turismo y han obtenido
asesoría de expertos –el Sena, principalmente- para esta labor. Es posible que,
debido a conflictos internos –inherentes a todo grupo humano- o externos –falta
de recursos, principalmente- a veces sientan que su labor decae o “quieran
tirar la toalla”.
Cuando algo así ocurra, ojalá sirva el que sientan que están
haciendo una labor para la humanidad, esa que les ha tocado vivir y que esa
satisfacción nada ni nadie se las puede quitar, además de su propio provecho.

La administración municipal de Sandoná, no
sólo puede sino que debe liderar este proyecto con planes razonables a corto,
mediano y largo plazo. Hablo de razonables porque hay un proyecto que me
parece, respetuosamente, un despropósito a todas luces por los costos y porque
no sería más que un elefante blanco de despilfarro por ahora. Concretamente me
refiero al teleférico que propuso en su campaña y apenas posesionado el Señor
Alcalde Camilo Gómez M. De hacerlo económico -como dice él -, quedaría con el
grave riesgo de la inseguridad y de todas manera valdría varios cientos de
millones de pesos. De hacerlo normal, es decir seguro, los costos se
multiplicarían. ¿Qué usuarios tendría? Al comienzo todo el pueblo y algunos de
nuestros visitantes. Luego no subiría nadie. Si es que lograra terminarse, se
convertiría en otro elefante blanco costosísimo abandonado. Respetuosamente,
por ahora, no, Sr. Alcalde.

Lo que sí se puede pensar es en organizar de
mejor manera el sendero hacia la cúspide de nuestra chorrera, lugar de
admirable belleza que –como la vemos todos los días- ya no nos impresiona. Es
un lugar que puede tener ventas de comestibles y refrescos, al comienzo durante
los fines de semana y festivos, acostumbrando a nuestros visitantes a subir
allá en los días de entre semana. Los costos no serían grandes para que la
administración municipal mejore el camino. Cuando haya un turismo cautivo fijo
hacia ese lugar, sí se podría pensar en el mencionado teleférico. Además de la
belleza natural del sitio, otro de los atractivos que llevaría visitantes sería
el parapentismo. Analizar las posibilidades que haya de esta actividad allá,
estudiando con expertos las corrientes de aire, aterrizaje y las variables
técnicas y de seguridad que se requieran.

Teniendo en cuenta nuestra riqueza hídrica, es
un deber conservarla y puede pensarse en aprovecharla con agroindustria
piscícola, que sería materia prima para los restaurantes locales y para
“exportación” hacia Pasto y otros lugares. Sería otra delicia culinaria que se
sumaría a las que ya tenemos. Se podría solicitar el apoyo de expertos –Umata,
Sena- en el cultivo de la lombriz californiana (alimento de los peces, de bajo
costo) que podrían multiplicar esos saberes entre nuestras gentes.

Con las administraciones municipales vecinas,
principalmente las de la Vía Circunvalar al Galeras, promover y actualizar
guías de turismo de la región con mapas y descripciones sencillas y precisas de
sitios de interés, acordes con las que existen para el turismo internacional.
Convertir la Circunvalar -que ya se encuentra pavimentada en su casi totalidad,
con sus poblaciones mediana y pequeños pero bellos corregimientos- en ruta
obligada de turismo. Eso sí hay que enriquecerla con más atractivos que los que
naturalmente van quedando, por ejemplo, mejorar la buena gastronomía regional
contando con asesoría experta (¿Sena?). Sensibilizar a estas administraciones
municipales en el sentido de que si lo que se desea es procurarse nuevas
fuentes de trabajo para mejorar los recursos económicos a esas poblaciones, lo
mejor es trabajar de la mano, para que el turista tenga varias opciones para
elegir entre una gama amplia de posibilidades que no las repetiría sino de vez
en cuando. Que sienta que encuentra algo nuevo siempre, aun lo que repite.
27.VIII.12

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