Columna Desde Nod por Alejandro García Gómez

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Año escolar: otra ronda del fantasma (2)
pakahuay@gmail.com
1974-1978. Con la misma prepotencia con la que
el entonces el airado presidente López Michelsen no reajustó los sueldos del
magisterio durante su gobierno porque los maestros hicieron un paro, con esa
misma actitud condenó a una mayor mediocridad –aún más de la que ya tenía- la
calidad de la educación pública, cuando para acceder a otro préstamo, se
sometió de manera humillante ante el FMI a convertir en doble jornada diaria de
estudio
la que había sido hasta entonces una sola en primaria y secundaria. Desde
entonces, cada colegio se convirtió en dos y hasta en tres locaciones.

Las ciudades se habían agigantado con la
proliferación de los descendientes de los desplazados de la primera Violencia
y
consecuencialmente la demanda educativa era mayor. La educación se había
convertido en una obligada concesión del Frente Nacional –finalizado con Misael
Pastrana en 1974- con los cada vez más amplios sectores urbanos de clase media
y popular, que a su vez aportaron la mano de obra barata para desarrollar las
cuatro estrategias del Plan Currie en el mandato de Misael. Con la doble
jornada, López había duplicado la capacidad locativa y “ahorrado” un dineral de
un solo plumazo. Gran jugada, porque sólo se trataba de la educación pública.
Desde entonces esta educación fue cayendo en
una mayor mediocridad
hasta dos culminantes momentos: el decreto de promoción
automática en educación primaria del ministro de Ernesto Samper (1994-1998)
Niño Díez y luego el de promoción automática en la secundaria (decreto 230/02),
de finales del gobierno del fatuo Andrés Pastrana (1998-2002), sostenido luego
por la persistente arrogancia de Álvaro Uribe (2002-2010) en manos de su
ministra por los dos períodos, Cecilia Vélez, la misma que al final del
mandato, después de que se dio cuenta de que su yerro había llevado a nuestra
educación a los últimos puestos en el mundo, sólo mejor que la peor de los
países más atrasados de África, trató de rectificar con el decreto 1290/09. La
educación privada de las élites siempre encontró la manera de burlar, “a la
descubierta”, el laxo 230 porque entendía que no existe otra manera de
aprendizaje que la del esfuerzo personal y que éste sólo se logra formando
personas responsables con su deber, que es estudiar con responsabilidad cuando
son estudiantes.
Vinieron los años del narcotráfico. Después de
clases, una gran cantidad de menores se quedarían solos en sus casas mientras
sus padres trabajaban
. Ese alejamiento padres- hijos, la soledad consecuencial,
la nueva moral que sembró el narcotráfico, la laxitud del nuevo Código del
Menor, luego la flexibilidad laboral del gobierno Uribe en donde parte de la
noche se convirtió en día para el pago laboral, la masificación de medios
masivos de comunicación tan persuasivos, como la televisión primero y el
internet después –con el resto de inventos y redes sociales- llenaron esa
soledad y todo, todo se juntó y hoy nos va quedando esta nueva sociedad y estos
nuevos estudiantes que ahora, por lo menos, nos asombran. (05.XI.12)
Este es un espacio de opinión destinado a
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