Editorial Lealón y su aporte cultural

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Columna Desde Nod
Por Alejandro García Gómez
pakahuay@gmail.com
Quizá fue a mediados de 1991 cuando llegué a
Lealón cargando bajo el brazo el original de mi primer libro, Transparencias,
un breve poemario. Después de varios
años de re-aprender a leer había comenzado a cultivarme en los iniciáticos
secretos de la escritura
y llevaba conmigo algo, para mí, valioso según me lo
habían señalado algunos premios y la feroz crítica de mis amigos mascaluna.

Quizá fue alguien de éstos u otra persona quien me había señalado que en la
Editorial Lealón podría publicarlo con mi dinero y que, de todas maneras, si no
lo lograba, por lo menos conocería el costo. Sentía el temor de enfrentar el
paso de la cotización, porque mis haberes eran los mínimos que me había dejado
un premio. No quería pasar las vergüenzas que había sentido cuando en el
mercado artesanal y popular de Tulcán (Ecuador) había llegado a preguntar por
el precio de un artículo y, luego de un breve recateo, no lo compré. Los gestos
y palabras de ira del vendedor me desanimaron de continuar preguntando y,
claro, de comprar.

En una casa vieja de la calle Zea, entre las
carreras Carabobo y Cundinamarca, detrás de un añoso e inmenso escritorio
estaba un hombre fuerte de atemporal edad, de barriga prominente y de angulosas
facciones blancas. Luego supe que Ernesto López, gerente-dueño de Lealón, era
también ciclista de alta montaña de fin de semana. Debió adivinar mi temor
–analicé más tarde- porque de inmediato suavizó aún más el tradicional buen
trato paisa. Contó las hojas. Me preguntó por la calidad del papel que deseaba,
el tamaño del formato, las características de la carátula (número de tintas,
solapas sí o no, etc.), explicándome qué era cada cosa ante los movimientos de
mis hombros, mis manos y mis ojos muy abiertos. Cuando más tarde tuvimos algo
más de trato, me contó que ese trabajo que había hecho para mí lo repetía
muchas veces cada día
, con autores que llegaban con sus manuscritos o que se
los enviaban por correo. De la mayoría de los libros cotizados jamás volvía a
saber. De pronto los veía publicados o lo invitaban a sus lanzamientos.
Finalmente, Transparencias se publicó en el artesanal taller de mi colegio
(Inem de Medellín, donde se policopia todo el material educativo de la
institución), como otra de las actividades conmemorativas de los 20 años de su
fundación.
Una inmensa cantidad de los escritores
colombianos de hoy, publicaron varias de sus obras en esa editorial de clase
media que era Lealón
; inevitablemente sus escarceos y las primerizas. Yo mismo
lo hice con una de las mías y otra de mi padre. Nadie iba a tener la paciencia
de Ernesto López de repetir cientos de veces, cada semana, lo que conmigo hizo,
explicando cada caso al despistado y novel escritor y trabajar con esa calidad
con la que entregaba los ejemplares revisados por varios ojos y manos.
El 31 de diciembre de 2012 se cerró Lealón,
que llegó a tener 18 trabajadores. Un video que circula en Youtube -improvisado
en su guión, producción y edición- narra su funeral ese 31. Al fondo, las
emisoras de radio despiden el año: “Cuando te recuerdo me pongo muy triste/ y
esta cumbia dice que siempre te quiero…”. López asegura que a la editorial la
mató la guerra de los precios baratos
. Refiriéndose a los mejores contratos,
los que habrían podido salvarla, asegura: “el municipio la ayudó a quebrar,
porque [en las licitaciones] ahorra sin importar la calidad”. Lo del supuesto
ahorro, quizá es un camuflaje de la verdad real, la que podría ser la
repartición de un mínimo de mermelada presupuestal entre los adlátere que
supuestamente proporcionan los votos. También en Lealón funcionaba una
“Distribuidora antioqueña de libros”. Esa la cerró mucho antes. Alguna vez,
cuando le sugerí que, en vez de “distribuidora antioqueña” la cambiara por la
palabra más internacional de “colombiana”, me contestó que no “porque la gente
sabe lo berracos que somos los paisas como empresa”. Varios ejemplares de obras
mías se fueron en esa aventura. Ojalá tengan el destino de los libros: que sean
leídos
. 19.XII.13

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