El orgullo de ser maestro

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El despertador del sur
Por: Jorge Arturo Bravo
despertadordelsur@hotmail.com

Luego de vencer las vicisitudes normales que, en la vida de un estudiante normalista se presentan, exámenes finales, la práctica docente en las escuelas urbanas de Pasto; superar con éxito los difíciles y exigentes exámenes de Cultura General y de Cultura Pedagógica, llegó el anhelado día, recuerdo el jueves 29 de junio de 1972.

Casi medio centenar de jóvenes y señoritas, muchos de la ciudad de Pasto, otros de diferentes municipios del departamento y también del Valle del Cauca, formados como Maestros Superiores bajo las estrictas normas que regían las escuelas normales del país; la sapiencia y férrea disciplina, pero también del afecto y el cariño de nuestros Maestros, nos aprestamos, esa mañana de jueves, en medio del nerviosismo pero también de nuestra desbordante emoción para recibir, de manos el señor rector, el título de Maestro Superior.

Sin duda el punto más importante y significativo de esta ceremonia de graduación, fue la toma de juramento “Jurar por Dios y la Patria cumplir con responsabilidad, entrega y mística profesional la noble misión que se nos encomendaba” y en verdad que así los hicimos, después de ganar “el famoso concurso de maestros”, en pueblos y veredas, donde conocimos las dificultades de los niños y niñas, campesinos, con ellos nos forjamos y nos formamos como maestros; hoy llegan a mi mente bellos recuerdos vividos en el bello municipio de Carlosama donde, a mis escasos 20 años de edad, me inicié como maestro en el naciente colegio Cooperativo Carlosama del cual fuimos sus fundadores.

Hoy recuerdo con cariño y gratitud a Roviro Elic Cajigas, mi primer rector, a las compañeras Ayda Mora, Bertha Bravo y Henri Ruiz, igualmente al sacerdote Bolívar Burgos, con ellos inicié mi larga carrera de Maestro, que terminó con éxito, en la Ciudadela Educativa de Pasto, después de pasar por Pajajoy, Villamoreno, El Campanero, Liceo Boyacá, Normal Pedagógico Militar, John F. Kennedy y Colegio Ciudad de Pasto, después de 45 años instruyendo, formando y educando a esos niños y niñas, jovencitos y jovencitas puestos bajo nuestra responsabilidad, y hoy si volviera a nacer me volvería a hacer Maestro para sentirme como hasta ahora “orgulloso de ser Maestro”.

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