Hacia el bicentenario de la Batalla de Bomboná 29

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Remembranzas consaqueñas
La mujer en la época independentista
Por José Rodrigo Rosero Tobar
roserotobarjoserodrigo@gmail.com

Producto de las gestas libertarias, la constante ha sido atribuirle a los hombres la condición de héroes, que si bien tuvieron relevancia total en su actuar dentro de ellas, han sido elevados a pedestales inalcanzables por la historiografía oficial, buscando sacar a flote lo que conviene y esconder lo que no conviene se conozca de la realidad.

En ese contexto, se ha llevado a un segundo plano la participación de la mujer en las gestas emancipadoras, no obstante haber jugado un papel protagónico, siendo invisibilizadas de este trascendental y cruento capítulo de la historia colombiana, sin considerar que se constituyeron en protectoras de las tropas y en financiadoras de las mismas.

Durante muchos años la concepción se centraba en asignarle al hombre una actuación principal y a la mujer relegarla a la esfera del cuidado del hogar, aunque existieron mujeres que más allá de ser buenas madres y esposas se forjaron en férreas combatientes en todas sus facetas, lejos de mostrarse dóciles, participando en las guerras distantes del hogar asociado a su quehacer. 

Se ha rescatado a nivel nacional a mujeres como Antonia Santos y Policarpa Salavarrieta, la figura que mayor atención atrae, pero, a nivel regional y poco mencionadas, están Andrea Velasco, Luisa Figueroa, Domitila Sarasti y Dominga Burbano, quienes fueron apresadas y fusiladas en 1813, por su actuar a favor de la causa republicana.

También es destacable la posición realista que tomaron las religiosas conceptas, cuyo compromiso político se extendió hasta 1824, buscando nexos con defensores realistas, especialmente con Agustín Agualongo, prestando respaldo político y económico a la causa,  permitiendo que combatientes se refugiaran en su hacienda de Sandoná en momentos difíciles de la contienda e incluso en alguna oportunidad permitieron que Agualongo combatiera desde su claustro secular.

He llegado a considerar que las mujeres en sus delirios pretenden ser iguales a los hombres. No lo creo. Son demasiado superiores. Todo cuanto pretenden lo logran, engrandecen y transforman la vida, el aire se contagia con su sonrisa y el espacio se esparce ante su lozanía, el sol se irradia a su paso y, en las noches, la luna y las estrellas se ofrecen como su guía, en la debilidad son fortaleza y la adversidad la convierten en alegría.

Consacá, 14 de enero de 2022

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