
Manzanas verdes
Espacio por la Convivencia y la Cultura Ciudadana
Por: LuccA
lucio-melo@hotmail.com
Los días de la verdad deberían de ser todos, a propósito del “ULTIMO” encuentro que tuve la oportunidad de compartir con la delegación encargada para la zona Norte de Santander, en especial del Catatumbo Y Juan Frío, sus protagonistas: sociedad civil, victimarios, familiares, medios de comunicación y demás actores.
Como sociedad, tenemos un compromiso con el momento histórico que vivimos y con la historia misma.

Un capítulo más de lo que nos deja la guerra narrada por quienes la viven en carne propia, porque eso sigue ahí latente, firme en el recuerdo, son venas que se abren y recuerdos imposibles de borrar.
Esta dolorosa pero esperanzadora experiencia me motiva a pedir a quienes responsables con los valores democráticos, asuman este mal y se comprometan a frenar esta atrocidad. Porque el compromiso es la “no repetición”.
Luego de escuchar las versiones de los diferentes casos, mi pregunta es: Y si no se hubiese sembrado la mata que mata? Aunque no hay respuesta absoluta a la solución definitiva acerca de las drogas por razones obvias de intereses brutales que desbordan de poder, lo cierto es que esos territorios que hoy lamentan sus muertos, hubiesen preferido jamás haber conocido dichos cultivos y es que El Catatumbo al igual que la mayoría de territorios ocupados por dichos cultivos son tierras ricas, productivas y estratégicas, por eso son escogidas, me atrevería a decir sin temor a equivocarme que esos territorios cocaleros se asemejan a los territorios extractivistas: petróleo, carbón y otras de minería ilegal, irónicamente dueñas de riqueza, no dejan de mostrarnos pobreza, destrucción devastación, contaminación y muerte.
Es por eso que hoy desde esta columna hago un llamado a las autoridades locales, concejales, líderes y movimientos sociales, a frenar de raíz la presencia de estos cultivos de la muerte.
En Sandoná aún podemos frenar esto, el tiempo lo dirá, Dios quiera que estos testimonios que hoy presencié, jamás ocurrieran pero que va, es imposible impedir lo predecible.
Vivimos de nuestro café, de nuestra caña, de la comida patrimonio de la humanidad en tiempos en que el hambre y la soberanía alimentaria lo reclaman. Quedarme callado y quedarnos callados nos convierten en cómplices absolutos del horror de la guerra.
Mientras tanto seguimos preguntando: ¿Dónde está el estado, donde las instituciones, donde la ciudadanía que permite y deja pasar tanta barbarie?
Un último llamado: joven Campesino, campesina, el café y la caña nos lo han dado todo y en paz, no hay millones que puedan reemplazar el valor de la vida.
Este es un segundo llamado que hago desde mi rincón cuando supe que están sembrando Coca. Por Dios que alguien me escuche, frenemos esto desde ahora, no permitamos que la muerte invada nuestro territorio. Que corra el agua símbolo de vida y no la sangre que jamás se podrá restaurar.
La comisión de la Verdad debe ser parte de nuestra memoria, impartirla en los colegios es un deber moral que tenemos como sociedad, por nuestros muertos y a la memoria de todos aquellos que han vivido para contarnos, apoyo total a la Verdad, porque hay futuro si hay verdad!!!
Villa del Rosario 17 de agosto 2022