La ética en el abogado

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Visión de mujer
Por Elsy Melo Maya
elsy.ya@hotmail.com
Recordemos a Eduardo J. Couture
quien acertadamente escribió: “Como ética la abogacía es un constante ejercicio
de la virtud. La tentación pasa siete veces cada día por delante del abogado.
Este puede hacer de su cometido, se ha dicho, la más noble de todas las
profesiones o el más vil de todos los oficios”.

Tomando lo ocurrido con la abogada del
empresario Carlos Mattos Hyundai, seguro que muchos de los que optamos por esa
digna profesión, sentimos vergüenza ajena por aquellos, que no son pocos, para
quienes sus intereses personales parecieran ser el único fin que los inspira, sin
importar lo que deban hacer
, incluso en contra de la constitución y la ley, que
son precisamente las que debemos defender y aplicar.
No es un misterio que el ejercicio de la
abogacía, es uno de los que más cuestionamientos éticos pueden acarrear dentro
de su labor como litigante, autoridad administrativa o judicial y demás cargos
y funciones que comprende el amplio espectro del actuar jurídico. Si bien toda
persona tiene derecho a defender sus actuaciones ante la justicia, a través de
su apoderad@, no es aceptable bajo ningún punto que frente a una “presunta
manipulación al sistema de reparto de procesos”, se asevere que su cliente está
procesado pero que se trata de un delito cotidiano, “igual al de una persona
que le da plata a un policía”
. ¿Entonces en qué estamos? ¿Dependiendo del
infractor, el delito es más o menos grave y podemos escoger quien nos juzgue? ¿O
deja de ser delito por el hecho de que la conducta es repetitiva en la
sociedad? Y como en Colombia la corrupción se ha extendido casi que en todos
los campos, ¿será que debemos empezar a pensar que esas actuaciones ya no deben
ser consideradas delitos?
Equivocadas y desafortunadas las
declaraciones de la jurista Mildred Hartmann a quien con justa razón se le inició
una investigación por desacato a los deberes profesionales; el abogad@, debe
tener como eje principal, la búsqueda de la justicia
, materializada en su
compromiso para con la sociedad, a quien en esta ocasión, le envió un pésimo
mensaje.
Vale la pena no olvidar que: “La
profesión del abogado debe caracterizarse por un vigilante sentido moral e
inspirarse en los principios éticos que no solo se basan en la ley positiva
sino también en la ley moral y en la conciencia subjetiva del abogado
… la
abogacía debe rendirle culto a la verdad y buscar incansablemente la justicia”.
Marco G. Monroy.
Octubre 15 de 2018

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