Los Comuneros del Sur, semilla de libertad y rebeldía

Pablo Emilio Obando, columnista
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Por Pablo Emilio Obando Acosta
peobando@gmail.com

Un grupo de senadores del Pacto Histórico presentaron una propuesta ante el Congreso de la República con el fin de dictar una LEY DE HONORES que permita reconocer la importancia histórica de la lucha del pueblo del Sur en el año de 1800 ante los sucesos de sublevación y rebeldía suscitados por el anuncio en plena celebración eucarística del incremento y creación de impuestos de toda índole.

Enardecidos los ánimos, un grupo de parroquianos se toma la iglesia, arrancan de las manos del sacerdote el documento que impone las tributaciones, rompen y tiran al piso sagrado las nuevas medidas y se convoca a una rebelión general. Tambores, gritos, consignas y quejas se elevan a los cielos manchados de protesta. La protesta se extiende a los pueblos vecinos y se deja en claro que no se acatará una medida impopular y arbitraria. Mujeres y hombres se mezclan en un solo haz de rebeldía contra el tirano. Se sacrifica a los abusivos alcabaleros y se inicia una gesta independentista, por lo menos una expresión que crecerá con los días y los años.

La corona responde atrozmente. Se condena a muerte a los líderes. Se cuelgan sus manos y extremidades en las entradas de los pueblos y se riega con sal sus escasas propiedades. Se acalla una voz en el intento de apagar las llamas revolucionarias.

A este movimiento se lo conoce como LOS COMUNEROS DEL SUR, así se describe a un pueblo que superando sus temores y miedos se enfrenta con un poder terrenal otorgado por la misma divinidad.

Se pretendió UNA LEY DE HONORES que rinda un tributo de admiración a estos hombres y mujeres del Sur. Se niega por la sencilla razón que con este nombre se conoce a un grupo subversivo que opera en el departamento de Nariño. Se propone cambiar el nombre en claro desconocimiento de la historia.

Es bueno recordar que La insurrección de los indígenas de Guaitarilla y Túquerres en contra de las medidas tributarias de la curia, española y los hermanos Clavijo en 1800 es un ejemplo de la resistencia y lucha de los pueblos indígenas por sus derechos y dignidad. La hidalguía de nuestro pueblo se manifiesta en su determinación para enfrentar a los opresores y defender su autonomía.

La historia de esta insurrección es un testimonio del sacrificio y la valentía de los indígenas que se enfrentaron a la muerte y la tortura por defender sus derechos. Sin embargo, es también un recordatorio de la opresión y explotación que han sufrido los pueblos indígenas a lo largo de la historia.

En el siglo XXI, las comunidades indígenas siguen enfrentando desafíos y opresiones, pero ahora también enfrentan el reto de la corrupción y la manipulación por parte de sus propios dirigentes. La rebeldía de un pueblo puede ser mancillada por aquellos que deberían representarlos y defenderlos.

Es importante reflexionar sobre la forma en que las comunidades indígenas pueden ser protegidas y empoderadas para que puedan ejercer sus derechos y defender sus intereses de manera efectiva. La lucha por la dignidad y la justicia sigue siendo un desafío para los pueblos indígenas.

Ante esta afrenta legislativa se levantan voces para recordarnos la importancia de unos hechos históricos, que hacen parte de ja identidad de un pueblo: “Manuela Cumbal y Francisca Aucú, dos mujeres valientes que desempeñaron un papel revolucionario en la lucha por la libertad de los pueblos, cansados del pago injusto de los tributos que la Corona le imponía a la provincia de los Pastos. Cuenta la historia que el 18 de mayo de 1800 en la lectura del decreto que promulgaba el cobro de diezmos que se pagaban a la iglesia y al rey por la propagación de la fe en las tierras conquistadas en América, Francisca y Manuela levantaron su voz de descontento, subieron al altar y arrebataron de manos del sacerdote el documento para romperlo frente a todas las personas que asistían a la misa. Y es precisamente por este hecho histórico, que al municipio de Guaitarilla (Nariño) se los conoce como “La cuna de Libertad de América”, una manifestación de la soberanía popular. En Guaitarilla, tierra de lindos paisajes y gente trabajadora, es en donde se gesta el movimiento que más tarde llegó a Túquerres, para darle muerte a los recaudadores de impuestos los hermanos Clavijo “Los Clavijos”, por parte del indígena “Cucas Remo” con su lanza, un acto histórico que se conoce como la “Insurrección de los comuneros”. Y aunque este hecho no se reconoce en la Historia Oficial de América, cada año se conmemora para que las nuevas generaciones no olviden que Nariño tuvo gran incidencia en los procesos independentistas”.

Se rajan en historia nuestros legisladores. Buena falta que les hace leer el libro LOS CLAVIJOS de nuestro insigne escritor Juan Álvarez Garzón y conocer las incidencias de un hecho histórico que fue prácticamente borrado de la historia oficial.

Intervención del senador Ariel Ávila.


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