Rincón consaqueño
Por José Rodrigo Rosero Tobar
roserotobarjoserodrigo@gmail.com
El miércoles de ceniza es una celebración cristiana de oración y ayuno que no tiene una fecha fija, se celebra cuarenta días antes del jueves santo, inicio del triduo pascual, cuya imposición constituye un rito característico de esa celebración litúrgica y que se obtiene de la incineración de los ramos bendecidos el domingo de ramos del año anterior; está precedido por el martes de carnaval y es el primer día de la cuaresma en los calendarios católico y anglicano, así como el de diversas denominaciones protestantes, metodista, bautistas y luterana.
El carnaval o carnestolendas, es una celebración propia de varios países cristianos, que más tarde se extendió a los no cristianos, que tiene lugar inmediatamente antes de la cuaresma cristiana y que combina elementos como disfraces, desfiles, fiestas en la calle con carrozas incluidas y grupos que danzan sin cesar. A pesar de las diferencias que su celebración presenta en el mundo, su característica común es la de ser un período de cierto descontrol y permisividad, que se ha convertido en una fiesta de carácter lúdico popular.
Se separan de esta calenda los carnavales de negros y blancos de Pasto y Nariño en general, que por su importancia y majestuosidad, fueron declarados patrimonio oral e inmaterial de la humanidad por la Unesco en 2009 y patrimonio cultural de la nación en 2001 por el congreso nacional.
Pasó esta semana el miércoles de ceniza, sin la caduca fórmula que decía que de polvo vienes y en polvo te convertirás, hoy nos atraen con otra fórmula fortalecida cuando invitan, “¡vuélvete a dios y el evangelio cree!”, mientras el polvo austero de ceniza gris, marca las frentes surcadas y otras juveniles por surcar, con el signo de la cruz, perenne marca, que nos eleva hasta dios en su majestuoso altar.
Consacá, 24 de febrero de 2023