Nunca es tarde para reclamar justicia

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Visión de mujer
Por Elsy Melo Maya
elsy.ya@hotmail.com

La siguiente historia que serviría para el argumento de una exitosa película, proviene de la justicia británica al condenar el pasado martes 3 de agosto, a un hombre de 74 años por la violación cometida hace más de 40 años contra una menor de 13 años. La condena se logra gracias a la “determinación”, empeño y tozudez de la hija biológica de la mujer agredida, nacida de este crimen, quien se encargó de proporcionar su ADN, para que sirviera como prueba reina.

Corvella Bennett, condenado a 11 años de prisión por el crimen cometido en la década de 1970, fue el responsable como consecuencia de este actuar violento, del embarazo de la víctima, quien di a luz a una niña y la entregó en adopción, como suele suceder, donde la mujer violada no solo carga en su haber este acto repudiable, sino la “culpa” por haber sido violada y quedar embarazada. La demandante, quien protege su identidad para proteger también a su madre, otro acto de gran valentía y resiliencia, descubrió la verdad sobre su origen al consultar su expediente de adopción, al cumplir 18 años. Un descubrimiento que ella lo catalogó como “aterrador” y lo confió al tribunal, lamentándose de ser “la encarnación de una de las peores cosas que puede ocurrirle a una mujer”. El acusado, como suceder, se negó a disculparse en el juicio, admitió la relación sexual, pero afirmó que era consentida y creía que la menor tenía 16 años. Falacias que argumentan los violadores pretendiendo defenderse.

En Colombia y luego de un largo proceso legislativo, con el apoyo de congresistas de diferentes partidos, queda sancionado el proyecto de ley estatutaria por medio del cual se reglamenta la cadena perpetua revisable para violadores y asesinos de niños, niñas y adolescentes, acción que incluyó una reforma al Código Penal, al Código de Procedimiento Penal y al Código Penitenciario y Carcelario. La nueva ley indica que los abusadores de menores a los que se les imponga cadena perpetua, si bien tendrán derecho a una revisión de su condena y a que eventualmente se les modifique la pena, no podrán quedar libres sin pagar como mínimo 50 años de cárcel. Esta ley rinde un homenaje a Gilma Jiménez, quien, en vida, impulsó este tema desde hace 15 años, luchando por la vida y dignidad de los niños, niñas y adolescentes de nuestro País.

Y es que los datos son aterradores: según Medicina Legal, entre enero y noviembre de 2020 se presentaron 511 homicidios de menores y se practicaron 14.141 exámenes médico-legales por presunto delito sexual contra los niños. Según el INPEC, en las cárceles hay 13.110 condenados sindicados por estos delitos sexuales. Esa cifra, que corresponde a los casos en los que ha actuado la justicia en décadas, es incluso inferior al total de denuncias por niñas y niños de un solo año.

Bien, por las medidas adoptadas para combatir tan execrable crimen.

Agosto 9 de 2021

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