Por Pablo Emilio Obando Acosta
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LUCIA ACOSTA DE OBANDO. Declamadora, poetisa, líder cívica y comunal, exalcaldesa de Linares, presidenta de juntas de acción comunal, empresaria, amiga y madre.
No existen palabras para rendir tributo de admiración y ofrecer un justo y sincero homenaje a una madre. Pero venciendo las tristezas y el pesar que causa un hecho de esta naturaleza, tengo que decir que realmente fue y seguirá siendo ese personaje inolvidable e irremplazable en el corazón de sus hijos, amigos y familiares.
Lucía Acosta de Obando se caracterizó por su inmensa generosidad, por un excepcional don de gentes que la hicieron única e inigualable. Durante cuatro años ejerció con luz propia el cargo de alcaldesa del municipio de Linares. Sirvió con amor, con imparcialidad, con honradez a toda prueba y con una consagración digna de reconocer. Fue candidata a la asamblea departamental de Nariño en una época en que la mujer era relegada de la actividad política y social. Su voz se levantó siempre para defender a los más necesitados, a los menesterosos, a los menos favorecidos de la existencia.
Su generosidad era proverbial, amiga entrañable, consejera certera y madre buena y generosa.
Su preocupación por el destino de su gente la llevó a ejercer como presidenta de muchas juntas de acción comunal, desde donde buscó y gestionó el bien común, el progreso para todos, la prosperidad por igual.
Dueña de una voz y un carisma que le permitieron presentaciones en diferentes escenarios artísticos y culturales. Declamadora y conocedora de la poesía universal.
Lectora insaciable e incansable. Promotora del arte y dueña de una de las voces más exquisitas y cultas del Sur.
Pero, por sobre todo, se caracterizó por ser una madre consagrada y buena. Con brazos siempre abiertos para abrazar a los suyos y con una sonrisa perpetua que acariciaba el alma.
Nos enseñó a ser fuertes, a luchar por nuestros ideales, a vencer dificultades y a enfrentar en defensa de nuestros ideales a todos los obstáculos que se nos crucen en el camino y en el trasegar de la vida.
Como esposa se consagró entregando lo mejor de sí. Compañera de batallas y luchas de NELSON OVIDIO OBANDO HERNÁNDEZ a quien siempre supo acompañar y fortalecer.
Se cierra un ciclo, pero se gesta un recuerdo.
Y no es momento de tristeza o abatimiento, por el contrario es el momento de recordarla con alegría y emoción por todo lo brindado.
Nos enseñó que la palabra es sagrada, que los deberes son inaplazables y que la vida es un misterioso regalo que no se debe desperdiciar en actos bajos o ruines.
Hoy te despedimos LUCIA con un gracias surgido del corazón, con un abrazo tan grande como el de tu corazón y con una sonrisa dibujada en tu memoria.
Hay PAZ en tu tumba por cuanto supiste ser madre, hija, esposa y amiga.
Siempre será para los tuyos ese PERSONAJE DESTACADO, esa madre dulce -, buena y generosa.
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