El despertador del sur
Por: Jorge Arturo Bravo
despertadordelsur@hotmail.com
Una pregunta que nos hacemos por estos días, cuando en las instituciones educativas oficiales y colegios privados, con bombos, platillos, timbales, pancartas y arengas, se están eligiendo Personero de los Estudiantes y al Contralor Estudiantil, extiendo la pregunta a los señores docentes, ¿quiénes resultan elegidos, siguiendo las normas legalmente establecidas, sí tienen la formación necesaria para que puedan desempeñar sus funciones como debe ser?
De hecho para ser un buen personero, un buen contralor, deben ser aquellos estudiantes que se han distinguido no solamente por ser “los lerdos” de la clase, no, de ninguna manera, deben distinguirse por su carisma liderazgo, por ese “charismata” como decían los griegos, ese don sobrenatural que los hace diferentes a los demás compañeros.
Si no es así, es necesario, lo hemos dicho y lo hemos escrito por los diferentes medios de comunicación hablados y escritos, empezar, desde las aulas escolares, a formar en liderazgo, pero también inculcando, así seamos necios, en valores, esos que no se enseñan sino que inculcan, con el ejemplo, en el hogar y se afianzan luego en las aulas escolares.
Ahora bien, paralelamente a la formación en liderazgo y valores, tan indispensables para ser un buen funcionario, así sea desde las aulas en el caso de los estudiantes, es fundamental y necesario, la formación y profundización, con mucho rigor, en el conocimiento del mundo de la participación política y democrática del país, pero además, deben conocer cuáles son esos organismos y entidades oficiales comprometidas con sus funciones y que son, deben ser, el “pilar de apoyo” en su buen desempeño como Personero o como Contralor.
Porque los estudiantes no están formados, nos están preparados, para ser Personero o Contralor Escolar, los profesores no los forman para eso, pues también a muchos de ellos les falta liderazgo; lo mismo sucede con los Consejos Municipales de Juventud, no han podido cumplir con los verdaderos objetivos que busca la Ley General de Educación y la Ley de la Juventud, y por eso hasta ahora, así se diga lo contrario, estos organismos han sido un verdadero fracaso.
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