
Janeth Tobar indicó que de tiempo atrás se dedica a esta actividad como una forma de conseguir recursos para los gastos familiares. En la vereda San Miguel, ubicada en el corregimiento que lleva el mismo nombre al sur de Sandoná, son varias las familias que compran los cerdos de uno o dos meses de edad los cuidan y los venden cuando ya están listos para el sacrificio.