A secretarios de educación respetuosamente

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Desde Nod
Por Alejandro García Gómez
A dos semanas de haber reiniciado las labores para la segunda parte del año escolar, me atrevo a hacer una respetuosa reflexión ante los señores secretarios de educación y sus jefes inmediatos, los alcaldes municipales o los  gobernadores departamentales:
Por medio de la Ley 715/01, de los últimos meses del gobierno de Andrés Pastrana, se daba un nuevo timonazo a la Administración de la Educación. La 715/01 se reglamenta luego con el Decreto 1850/02, y señala la financiación, la jornada laboral y vacaciones de directivos, docentes y estudiantes, entre otros temas.
De las 52 semanas del año, se dedican 40 semanas a clases y 7 a vacaciones de los docentes y estudiantes. Las 5 semanas restantes, se las deja como receso vacacional para los estudiantes y se fija que de éstas, se tomen 2 para funciones propias de comienzo y fin de año escolar, quedando 3 semanas del receso estudiantil para ser dedicadas a la capacitación del magisterio. Al comienzo, esta preparación funcionó bien en unos colegios (con un mediano presupuesto), regular y mal en los que no lo hubo. Esto es entendible: toda formación, además de una buena planeación, exige costos. Con el tiempo y con los recortes presupuestales, ha ido desapareciendo. Hoy, quizá salvo contadas excepciones y más por proezas personales que institucionales de algunos directivos docentes, es casi imposible hablar de capacitación al magisterio en estas semanas, y menos de capacitación con calidad.
Hace dos o tres años entre el ministerio de Turismo (Comercio e Industria) y el de Educación, trasladaron una de las semanas del receso estudiantil de medio año (junio-julio) para octubre, la que queda comprendida antes del lunes festivo del 12 de octubre. Se creyó que esa iba a ser una mejora sustancial para el turismo doméstico, el de la clase media, que da otra ayuda más a la circulación de la economía en el interior del país, para mejorar la “distribución de la riqueza”. Pero no fue así. ¿Por qué razón? Considero que es el magisterio –clase media- el que más promueve esa circulación doméstica de la economía en el turismo, pues a los más de 300 mil docentes y sus familias del sector público, habría que sumar los y las del sector privado.
Aquí es donde elevo mi respetuosa propuesta: Por qué no permitir que los Consejos Directivos, asesorados por los Consejos Académicos de cada institución pública y  privada, diseñen programas de estudio y/o investigación entre sus docentes antes de octubre, para que éstos, individualmente o en grupos, elaboren estos trabajos y, con constancia escrita, se promuevan discusiones en los días de jornada pedagógica. Se trabajarían temas de investigación pertinentes a cada institución educativa. Los docentes estarían en la libertad de hacer estos trabajos en su colegio o en sus casas en esta semana de octubre o antes. Ya varias regiones del país lo han venido implementando, al parecer con buenos resultados, entre ellos Bogotá, Santanderes y algunos sitios de la Costa Caribe. Es seguro que una vez que el magisterio comience a hacer turismo en esas semanas, se aumentarán las apetencias y necesidades turísticas que deberán ser satisfechas por otros sectores de la empresa privada, lo que iría aumentando, inevitablemente, los caudales de las familias de clase media que acomodarían una parte de sus vacaciones para esas fechas.
¿Por qué no arrancar desde este año?
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