Visión de mujer
Por Elsy Melo Maya
elsy.ya@hotmail.com
“La Administración Pública es considerada una ciencia social; partiendo de ese concepto como estudiantes de Administración Pública Territorial, nos hemos enfocado en un sector vulnerable que, de muchas maneras y gradualmente, ha sentido el aislamiento por parte de la sociedad y de su familia.
Los centros de bienestar, conocidos como ancianatos, son lugares donde nadie quisiera llegar. El paso del tiempo deja en los cuerpos secuelas permanentes que, en el mayor de los casos, terminan limitando las funciones y habilidades, hasta el punto de convertirlos en seres dependientes de sus familiares, y en algunos casos, en una carga.
Muchos crecimos con nuestros abuelos, siempre como parte del seno familiar y partieron de este mundo, sintiendo el amor y el cuidado de una familia, pero lamentablemente no todos cuentan con la misma suerte; el contexto socioeconómico marca un comportamiento inusual en el núcleo familiar de los menos favorecidos, quienes toman la decisión de enviar a sus adultos mayores a un centro de bienestar, por no contar con el tiempo ni el dinero suficiente para hacerse cargo de esa gran responsabilidad.
Todo ser humano tiene derecho a tener una vejez digna, bajo la protección del Estado, en el seno de una familia o el cuidado de personas comprometidas y con vocación de servicio, haciendo referencia a los funcionarios de estos centros, para no agudizar el aislamiento, ni acentuar la soledad de los adultos mayores. Al desgaste físico, las limitaciones, el deterioro mental, se suma la tristeza de sentirse solos, en un sitio donde con nadie se tiene vínculos de sangre, esperando un trato más humano. Muchos quizá no tuvieron otra opción y tendrán que habituarse a compartir con desconocidos, aunque en su silencio seguirán, deseando, pasar sus últimos días en el calor de un hogar.
La visita al centro de vida San José del municipio de Samaniego, permitió vislumbrar la alegría de nuestros samanieguenses de edad avanzada; con la presencia de quienes quizás para ellos éramos desconocidos, rompieron su rutina diaria desplazando el silencio monótono, para dar paso a la música, a su intervención con dotes artísticas, que, aunque reprimidas, lograron salir a flote. Algunos, por su condición física, no podían manifestar con movimientos la felicidad de sentirse acompañados y ser el centro de atención, pero con una sonrisa expresaron que apreciaban la visita.
Nuestra labor como Administradores Públicos debe estar direccionado a ofrecer un verdadero servicio social, a velar para que el trabajo en las entidades públicas se realice de la mejor manera. El país necesita profesionales comprometidos, con un gran conocimiento teórico de aplicabilidad en la praxis, con valores, sentido diferenciador, costo-beneficio, que no permita que las malas costumbres y la política viciada logre permear sus principios y que tengan como factor común, servir a la comunidad.” (SILVIO ANCIZAR DIAZ ORTEGA –estudiante Sem I- CETAP Samaniego, Centro de vida San José).
Noviembre 28 de 2022