Visión de mujer

Por Elsy Melo Maya

Elsy.ya@hotmail.com

Cada día el país hermano es objeto de cuestionamientos
por las actuaciones de su comandante en jefe, que no se detiene ante nada.
Venezuela con su Presidente, lejos está de ser un país en el que se pueda vivir
con dignidad. No hay respeto por los derechos humanos, la dictadura cobra
diariamente más víctimas acusadas de cometer el delito de  pensar y opinar; conseguir los alimentos se
convierte en un privilegio que premia a quienes se someten a las  humillaciones para adquirir lo mínimo vital,
pues los productos de uso diario para el aseo, hoy son un lujo inalcanzable.

A nivel internacional se conocen los
atropellos de mayor renombre, como ocurrió con el Alcalde de Caracas,
prácticamente secuestrado por las fuerzas militares, rodeadas de actitudes
delincuenciales, atropellando, encapuchados, destrozando edificaciones, para
capturar a quien según la sabiduría absoluta y el real saber y entender del
régimen imperante, hace parte de un complot en contra del transparente y excelente mandato del Señor Maduro, al que los
espíritus y hasta los pajaritos le hablan.

Pero a la 
ausencia de seguridad jurídica, que es lo peor que le puede ocurrir a un
Estado, se le suma la pesadilla del diario vivir de aquellos que no se inclinan
ante la camiseta roja. Según una familia colombiana que vive hace 33 años en
Venezuela, las noticias se quedan
cortas; hasta la consecución de la misma comida se ha convertido en un riesgo
latente, pues no es raro  terminar en los
calabozos, acusado de traición a la patria y condenado mínimo a 12 meses de
prisión, si después de hacer la fila por cuatro 
o más horas y de comprar  la mitad
de lo inicialmente permitido, a usted  se
le ocurre manifestar su cansancio y reclamar un poco de respeto por parte de los
funcionarios del sistema. La pregunta podría ser: ¿y entonces porqué continúan
en Venezuela?  Porque tendrían que salir
dejando en manos del gobierno, el único patrimonio del que disponen, construido
con el trabajo y el esfuerzo de tantos años. Prefieren conservar la esperanza
en un nuevo  amanecer para
Venezuela.  

Pero bueno, menos mal que al parecer el mismo
sistema les permite a quienes son falsamente acusados, obtener su libertad si
firman un acta donde reconocen los presuntos delitos y juran lealtad al
todopoderoso. ¡Qué tal la belleza!