Cero violencia

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Por Rudolf Hommes

Tomado de www.lasillavacia.com
Preocupado por los asesinatos de
líderes sociales que han ocurrido desde el principio de este año y por mensajes
de líderes de la derecha en contra de la JEP y del acuerdo de paz con las Farc,
que se han recrudecido, escribí el 7 de enero pasado tres tweets que decían:
No estamos escogiendo entre justicia y paz. Lo que va a suceder si no hay una
reconciliación es que el período de la violencia que ahora se inicia va a ser
más doloroso y [va a ser] más difícil de contener la sevicia, o el alcance de
la violencia
“; “En la etapa anterior, que concluyó con la firma del
acuerdo de paz entre el gobierno y las Farc, la violencia dejó cientos de miles
de muertos y millones de desplazados. Si continúa esta tendencia hasta el
extremo, cada vez va a ser más difícil contenerla”; “El bicentenario
debe ser motivo para reflexionar que la violencia ha estado presente desde la
independencia y ha venido aumentando en términos de sevicia y población
afectada, avanzando hacia una guerra total, hasta ahora concentrada en el campo”. 
Lamento que estos mensajes hayan
resultado premonitorios y me aterra que el brutal atentado contra la escuela de
policía General Santander en Bogotá el 18 de enero de este año que con toda
razón ha suscitado indignación general, repudio y un sentido duelo nacional de
tres días marque el inicio de otra era de violencia rural y urbana.
También me preocupa que, como
consecuencia de este atentado, se ha afectado la percepción de inseguridad de
todos los colombianos y ha aumentado el miedo
. Esto puede conducir a que se
abandone o debilite la búsqueda de la paz y aumenten la violencia y la presión
para escalar la guerra.
Desde que se firmó el acuerdo de paz
con las Farc he tratado de entender por qué, después de haber presenciado un
prolongado conflicto interno, muchos colombianos optaron por preferir la guerra
a la paz
. No había conseguido encontrar una explicación satisfactoria hasta que
leí un artículo en la New York Review of Books del pasado 20 de diciembre en el
que reseñan la obra del filósofo francés Rene Girard (Robert Pogue Harrison,
“The Profet of Envy”) que sostiene que la violencia es un “terrible adversario,
especialmente porque siempre gana…”
A esta conclusión llega Girard
después de comprender que la violencia engendra mayor violencia y nos hace
perpetuos prisioneros suyos. Se intensifica inexorablemente hasta el extremo en
el que es total y destruye a todos los involucrados
. En el pasado, la política
y el compromiso podían detener y hasta hacer retroceder la tendencia a volverse
extrema, pero la polarización anula esa capacidad de contener. Dice Girard que
está “más que nunca convencido de que la historia tiene un significado y que
ese significado es aterrador”, Harrison explica que se refiere a la primacía de
la violencia en las relaciones humanas. 
Lo que está en juego no es la
impunidad o la justicia, ni siquiera la moral, sino que se está escogiendo entre
la reconciliación o la debacle total
. Si no se encuentra la manera de
reconciliar no se evita la debacle.
A esto último es a lo que debemos
negarnos los colombianos. Este atentado tiene que ser la razón para parar. No
podemos continuar tolerando los asesinatos de líderes sociales, el repudio de
la paz negociada, y mucho menos el terrorismo, con un escalamiento de la
violencia oficial o paraestatal, que es lo que parece anhelar la extrema
derecha. No debemos dejar que el miedo o el ánimo de venganza sean los que
determinen el camino a seguir. La unión de los colombianos debe ser para
desterrar la violencia de todo el territorio y construir la paz con
reconciliación, no solamente para combatir el terrorismo.

Este es un espacio de opinión destinado a
columnistas, blogueros, comunidades y similares. Las opiniones aquí expresadas
pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
este fin por el blog Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición
de este medio digital.

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