El Carnaval de Pasto, Patrimonio de la Humanidad

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Por Julián Bastidas
Urresty

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Anteriormente, la
noción de patrimonio se refería exclusivamente a bienes materiales, a
monumentos y objetos históricos. Hoy el concepto de patrimonio inmaterial se
refiere a las tradiciones y expresiones propias de una comunidad que ha
heredado de sus ancestros y reconoce como parte vital de su identidad y memoria
colectiva
. Este patrimonio se trasmite de generación en generación. Cuando el
Carnaval de Pasto fue declarado Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad,
la denominación se refería al patrimonio que no se puede tocar o palpar, que se
manifiesta y se trasmite mediante la palabra hablada; que no se puede guardar
en museos.
En este sentido, las carrozas, los danzantes, los grupos musicales,
los disfraces, son la representación material de un patrimonio cultural
inmaterial que le es inherente.
Las fronteras entre
los campos del patrimonio inmaterial son difusas y fluidas. Una ceremonia de un
curaca o taita del Putumayo, por ejemplo, comporta a la vez elementos de
diversos campos: rezos, cantos, atuendos y objetos particulares; el uso de
narcóticos extraídos de la naturaleza (yagé); igualmente incluye la maloca como
lugar sagrado o espacio cultural y un conocimiento de las propiedades
medicinales de las plantas para los rituales de sanación
.
Nada más difícil que
explicar cómo nacen y se trasmiten los conocimientos y expresiones del
patrimonio cultural inmaterial. Los orígenes, que dan inicio a procesos
evolutivos, se remontan generalmente a tiempos lejanos. Este patrimonio se crea
en el seno de una comunidad específica con elementos que satisfacen sus
necesidades espirituales
. Se forma en interacción constante con elementos de su
historia, tradición, creatividad, imaginación, sensibilidad y creencias; en
interacción con la vida cotidiana, con el medio natural y con la manera de
concebir el mundo y las cosas. Al paso del tiempo, los elementos nativos del
patrimonio son susceptibles de recibir múltiples influencias de su entorno, de
otras culturas. Se puede hablar entonces de un enriquecimiento constante pero
en algunos casos el patrimonio puede sufrir alteraciones que lo desvirtúan. De
aquí nace la preocupación por salvaguardarlo.
Se trata entonces de
fenómenos y estados emocionales que, en algunos casos, van más allá de lo
humano y hacen parte de la magia. El carnaval de Pasto tiene origen remoto y
nace como resultado de procesos de acumulación y selección de diversas
expresiones culturales, donde se manifiesta el costumbrismo indígena, la
influencia negra y europea
. Es una mezcla de tradiciones populares y
folclóricas, compendio de entusiasmos y habilidades, despliegue de creatividad,
de valores sagrados, profanos y afectivos; mestizaje de danza, música, arte y
artesanía. En el carnaval la gente se reúne para compartir actuaciones
conjuntas que se manifiestan de manera heterogénea y de alguna manera difusa
mediante voces, sonidos, gritos, aplausos, músicas, gestos, con las cuales
establecen, a través del presente, consciente o inconscientemente, un lazo de
unión con un pasado común.
Un desfile de carnaval
y una procesión religiosa en la ciudad de Pasto, comparten expresiones
semejantes. En ambos hay un desarrollo secuencial de estampas alegóricas, en
espacios públicos, que sucintan gran emoción en la gente, aunque de alegría
mundana en el primero y de devoción a las cosas santas en el segundo
. En su
versión mestiza, ambas expresiones provienen de la combinación compleja de
elementos diversos de la lúdica andina y europea, del ritual indígena
precolombino y de la liturgia católica impuesta por los españoles.
El Son Sureño, que se
toca en Carnaval es derivado del bambuco fiestero colombiano, integra elementos
culturales europeos y tradiciones de los esclavos de origen africano
. Tiene
además un aire nostálgico legado de la raza indígena de los andes. Una melodía
como la Guaneña produce en el Carnaval un gran estado de emoción que incita al
baile. Pero también expresa un estado ambivalente de “alegre melancolía”
derivado posiblemente de la rudeza que debió soportar, especialmente la ciudad
de Pasto, durante las guerras de independencia donde vivió victorias heroicas y
trágicas derrotas.
Una condición
fundamental del Carnaval como Patrimonio es que nació como creación colectiva,
es el pueblo que lo ha creado, lo mantiene y lo trasmite
. De esta manera, el
pueblo es su “propietario natural”. Es quien debe participar en la
identificación y definición, y decidir qué prácticas o expresiones hacen parte
de su patrimonio. La práctica, promoción y salvaguarda del patrimonio cultural
sirve esencialmente para que los seres humanos tengan sentido de pertenencia,
de identidad y de continuidad. Tomen 
conciencia que el patrimonio no se acaba con ellos, que es una herencia
valiosa para trasmitir a las próximas generaciones. En este sentido, el
patrimonio ya no es solamente el pasado que un grupo humano reclama como
propio; es también su futuro
.

Tomado de nariño.info

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