El raja leña

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Por Augusto Giraldo Cabrera Rodríguez
augusto.cabrerar@gmail.com

El pasado reinado del Bambuco fue otro momento de los tiempos para participar y convivir con las danzas y los vibrantes acordes del Sanjuanero tolimense, que transporta al participante en el verdadero sentimiento folclórico colombiano.

El ritmo del “rajaleña” es una improvisación musical de los encargados de rajar la leña; los “Raja leña” de entonces eran campesinos de pocas iniciativas, únicamente los utilizaban para rajar la Leña, que servía para la preparación de los alimentos.

Al sur de Colombia tenemos otros ritmos musicales que acompañan al bambuco o son réplicas del “guaique si, guaiquuuuue no”, de la Guaneña, el son sureño. Son cánticos de optimismo, valentía y del sentir del espíritu nariñense.

Estimado lector, el propósito del presente escrito es para referirme o hacer una apología acerca del “raja leña”. Al campesino o de otros sectores sociales, es el hombre de la casa que se encarga de dar energía con la leña que parte o raja para la preparación de los alimentos.

Mi escrito está dividido en dos sustantivos, a diferencia de rajaleña en una sola palabra, el lector va a entender esta diferencia de escritura.

Históricamente, quien se encargaba de encender, dar calor, fuego a la “tulpa” para la preparación de los alientos era el hombre que llegada la tarde para tomar su descanso y llevar la leña que talaba; desde el monte, los “guangos” de leña los llevaba sobre sus espaldas, junto al hacha al hombro y el machete en la cintura: este era el “raja leña”.

Va al campo, mira los árboles que le van a servir para ser consumidos en la cocina de su casa los corta, los hace pequeños troncos y, en “guangos” los transporta hacia un lugar destinado para amontonar las astillas de leña, los clasifica según el tipo de leña, que sean fáciles de arder, den buen calor, enciendan rápido y den buena brasa para los respectivos asados.

Nuestro protagonista, el “raja leña”, se quita la ruana, el saco y en mangas de camisa, empieza su labor de “rajar”o partir la leña.


La tarea es amontonar la leña partida, para que la señora o persona encargada de la cocina pueda, con gusto, alegría y agrado, preparar los alimentos.

Pero, todo tiene su fin, le viene la competencia, aparece la estufa de gas, la estufa eléctrica u otros medios electrónicos u otros medios que el hombre inventa a cada momento. No hacemos ninguna mención a las máquinas que utilizan los grandes desvastadores de las selvas y dejan áridos los campos por las talas de los bosques.

Sigue la evolución, la técnica, la ciencia y la investigación, pero “la tulpa”, formada por el triángulo de la piedra “cangagua”, vuele a tomar vigencia; otra vez en el campo se ven las hornillas de dos pisos con varias bocas, donde asientan las ollas, al lado el horno para el asado del cuy, los asados de la carne de cerdo, de res y de otros usos económicos para el diario vivir.

Estos cambios de técnicas fueron para economizar dinero y tiempo, pero en el uno y en el otro cambio se vieron los desórdenes, buenos a veces y malos en otros momentos; el hombre busca en su alrededor todo lo que pueda costar menos uso de tiempo, dinero y esfuerzos.

Todo tiene su tiempo, el único que no cambia es el “raja leña” de Genoy, El guabo, San Isidro, Roma Chávez, La Loma, etc.

En conclusión, el “rajaleña¨ es un bambuco, canto histórico del Huila y el Tolima; en el segundo caso, el “raja leña” es el que da fuego a la tulpa, sitio especial en la cocina, lugar de reunión familiar a rededor de la “tulpa”, donde se citan los familiares y vecinos para intercambiar conversaciones, de entendimiento y amistad, para contar cuentos, hablar del prójimo y continuar con las tertulias que dan alegría y más confianza entre los que se reúnen.

Para el “raja leña” poco le importa la ley que prohíbe la tala de los bosques.

El “raja leña” es el campesino de hacha y machete que vive en el campo, y a veces hace su “guango” de leña para venderlo en el mercado o a las personas que aún conservan la costumbre de calentarse en el fogón o en las chimeneas con las astillas de leña.

Bogotá, octubre 15 de 2023.

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