El Despertador del Sur
Por: Jorge Arturo Bravo
despertadordelsur@hotmail.com
Cuando todos sabemos de la llegada en los próximos días del nuevo Obispo de la Diócesis de Pasto, Monseñor Juan Carlos Cárdenas Toro, un ilustre vallecaucano de 52 años de edad, no nos queda más que recordar a Monseñor Julio Enrique Prado Bolaños y venerarle desde ya toda nuestra gratitud; gratitud no solo por la bonita y fructífera misión evangelizadora y pastoral que realizó en ésta, la Diócesis de Santos y de Santas desde marzo de 1995, sino por haber escrito las páginas más brillantes de la historia de la Diócesis de Pasto al haberse constituido en el primero y único nariñense, desde su creación en 1859 hasta hoy, en presidir como Obispo la Iglesia Pastopolitana y así lo contarán las páginas de la historia nariñense, pésele a quien le pese, duélale a quien le duela.
Monseñor Julio Enrique Prado Bolaños, usted que fue amigo de los ricos y de los pobres, que predicó en el caminar por ésta su tierra nariñense, por esta su tierra nutricia, el amor a Cristo, a la Virgen María y al hermano prójimo, sin discriminación alguna; usted que fue desde el púlpito con esa brillante y sin igual elocuencia en sus homilías, al fin y al cabo que se distingue como un eximio orador cívico y religioso, como los grandes oradores de la historia, el gran defensor de los Derechos Humanos y del Derecho Internacional Humanitario.
Usted que fue amigo de la Fundación Cultural Musurunakuna, usted que también fue mi amigo, reciba nuestra más sincera voz de agradecimiento por haber hecho grande entre las grandes, la historia de nuestra benemérita diócesis de Pasto; la historia y los nariñenses, señor obispo, así lo recordarán y estaremos, créame, eternamente agradecidos.
Agradecidos porque la inmensa mayoría de los feligreses de su Grey nos caracterizamos como buenos nariñenses, como buenos pastusos por ese bonito don de la gratitud, y la gratitud está en todos los corazones de los hombres y mujeres de bien, y esto es lo que ha distinguido al pueblo nariñense a lo largo de su historia.
Que el Todopoderoso, que la Virgen María y la Madre Caridad Brader lo bendigan a diario y lo acompañen en su nuevo caminar por los senderos de la evangelización y los nuevos retos que la Divina Providencia le tenga preparado. Oraremos por usted como sabemos que también usted orará por nosotros.
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