La ciudad y el campo en el nuevo Plan de Desarrollo de Pasto (Colombia)

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Por Territorios
@TerritoriosCol

Fue aprobado el Plan de Desarrollo Municipal de la ciudad de Pasto, hoja de ruta para la administración y el control social y político durante los próximos cuatro años. Se trata del documento base de la acción pública y de la ejecución de los cerca de 1 billón de pesos que la Alcaldía administra anualmente, producto del esfuerzo de todos los que habitan la ciudad.


El Plan Municipal de Desarrollo 2024 – 2027 “Pasto Competitivo, Sostenible y Seguro”, propone impulsar el desarrollo y adelantar a través de un conjunto de enfoques, una visión que se lee humana, social y productiva para una población de más de 400 mil habitantes, en un territorio que dobla la extensión de Cali, y cuadriplica la de Medellín.  Veamos cuáles son los énfasis de la ciudad en materia de agro y desarrollo urbano:

No dejar a nadie atrás en la construcción de ciudad

El plan parte de una caracterización correcta de la ciudad al poner en el centro las debilidades estructurales del municipio relacionadas con su enorme pobreza (27% de la población en pobreza monetaria y 7,9% en pobreza extrema), la privación de libertades, los rezagos en el sistema de salud y ambientales, la movilidad ineficiente y contaminante, así como la “mínima gobernanza, despilfarro de dineros públicos, alta inseguridad, elevada   brecha económica (74,73) y una baja productividad de la mano de obra”. En resumen y en palabras del propio Plan, “una ciudad atrasada”.

Los énfasis en las necesidades relacionadas con el crecimiento urbano (90% de la población estará viviendo en el área urbana a 2050), la falta de espacio público (2,08 m2 por habitante, cuando el mínimo es de 15 m2), así como la sinergia y relación con el medio ambiente en el contexto de una “ciudad inteligente” se enfrentan con las metas conservadoras que define el plan.

Preocupa, especialmente, en la línea trazada por las Naciones Unidas y la necesidad de “no dejar a nadie atrás”, la poca capacidad para responder a la población habitante de calle y con consumo problemático de sustancias psicoactivas que se encuentran por toda la ciudad y que urgen atención con enfoque de salud pública (El plan apenas contempla 80 atenciones integrales para todo el cuatrienio y asistencia social para el 60% de esta población).

La baja generación de recursos propios del municipio (apenas el 15% del presupuesto general), fundamental para el desarrollo de la agenda planteada, demanda la generación de nuevas fuentes de empleo y riqueza, así como del desarrollo productivo de la región (parques industriales, impulso a la pequeña empresa, mipymes, entre otros), énfasis que sí se expresan en el Plan.  Sin un aumento de los ingresos generales del municipio y su población a través de empresas y productividad, en un contexto de incremento del costo de vida por medidas nacionales como el alza al precio de la gasolina y ACPM, proyectos orientados al incremento de impuestos como el predial que se insinúa en el Plan afectará de manera negativa a los ya golpeados habitantes de Pasto.

El agro es seguridad y soberanía alimentaria

El Plan acierta parcialmente en la identificación de la problemática, particularmente la relacionada con la inadecuada planificación de las actividades agropecuarias, el limitado acceso al recurso hídrico y la poca capacidad técnica y alto endeudamiento de los productores agropecuarios. Sin embargo, se debe insistir en que la problemática del sector agropecuario es fundamentalmente de producción y de ingreso, y que las herramientas de política pública deben estar enfocadas a conjurar esos aspectos.

Por ejemplo, la papa, que es el primer cultivo del Departamento y del Municipio de Pasto, tiene un potencial de 15.800 Ht, que podrían permitir al municipio producir alrededor de 334.012 toneladas, con una inversión de más de medio billón de pesos (FEDEPAPA).  Este producto, que es el tercer alimento más importante después del arroz y el trigo, presenta un consumo promedio por habitante de 57 Kg/año y permite promover la soberanía y seguridad alimentaria, además de abastecer el mercado regional. Para el 2020 la papa de origen nariñense copó la demanda de Cali (41%), seguido de Pasto (23%) e Ipiales (10%) (Bolsa Mercantil de Colombia).

En la producción es necesario promover distritos de riego adecuados, acompañado de la mejora del servicio de acueducto y alcantarillado en las zonas rurales; articulación con ICA, Agrosavia y otros institutos de investigación para el mejoramiento sanitario de cultivos y la mejora productiva; revisar el nivel de endeudamiento de productores y su procedencia (Finagro, banco agrario, bancos, microfinancieras o casas comerciales), así como el concepto de la deuda, verificando si se están utilizando para capitalizar la producción o mejorar las prácticas agrícolas.

En comercialización es necesario el aseguramiento del mercado, evitando el desplazamiento de la producción local por extranjera. Esto tiene dos aspectos: la política comercial nacional y las medidas que puedan aumentar el consumo local. Por ejemplo, se deben contemplar las compras públicas para una política social de hambre cero en el municipio, en tanto la producción local y regional tiene una vocación de sostenibilidad en los habitantes del territorio. Experiencias de Brasil en la articulación de una política agraria con una fuerte oferta institucional de bienes y servicios públicos y sociales y los esfuerzos productivos de los productores, pequeños, medianos, grandes, empresarios, la agricultura familiar, agroecología e indígena demuestran que se puede mejorar las condiciones de vida de campesinos, productores y empresarios del campo.

Conclusión

Avanzar en la generación de fuentes de empleo y riqueza es fundamental en un municipio que genera tan pocas posibilidades. Promover e incentivar la actividad productiva, así como fortalecer la participación del Municipio en las empresas públicas, se vuelve fundamental en una perspectiva de mediano plazo.

La construcción de una ciudad requiere un Estado abierto que promueva el derecho fundamental a acceder a la información pública y poder garantizar el control social a la implementación. El Plan de Desarrollo del Municipio es una oportunidad, pero será su materialización el aspecto determinante, siendo los organismos de control político como el Concejo Municipal y la ciudadanía organizada la clave para exigir su cumplimiento.

Foto: Banca de Desarrollo Territorial

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