Año nuevo, ‘vida nueva’

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Endulzando las
palabras
Por Iván
Antonio Jurado Cortés
iajurado@yahoo.com
Después de
celebrar la época más especial y costosa del año, viene el desenguayabe; el
arrepentimiento por los desmedidos gastos y en algunas ocasiones ofensas o
compromisos adquiridos en medio del alcohol y alegría de la rumba
. Ni que decir
en Nariño, Putumayo y sur del Cauca, cuando a esta hora apenas se sacuden las
cabezas para expulsar el polvo y la carioca de las festividades carnavalescas.

De todas
maneras empezar un año nuevo es difícil, más cuando no se tiene una oportunidad
laboral asegurada
. En Colombia el desempleo cada vez se agudiza, llevando a una
permanente inestabilidad económica y emocional.
Casi nadie cree
en los datos suministrados por el Departamento Nacional de Estadística DANE,
relacionados con el porcentaje de desempleo y economía. La mayoría de
connacionales expresan que son cifras amañadas con el maquiavélico propósito de
no causar una burbuja negativa en los grandes inversionistas o empresarios del
país
.
La peor
desdicha es celebrar un fin de año y despertarse con la incertidumbre de qué
pasará con el ‘contratico laboral’
, si lo renovaran o definitivamente el jefe
amanecerá enguayabado y ya no necesitará más el servicio, porque en medio de
los encuentros festivos y de amistades encontró la ‘persona ideal’ para el
reemplazo.
En fin, son
altos los riesgos de quedarse desempleado
, que la verdad sea dicha, es una
situación compleja de manejar, quedando finalmente todo en mano de ‘Dios’ o
mejor en el lapicero del patrono.
Este sistema
neoliberal y capitalista ha frenado las aspiraciones de millones de
compatriotas que se esmeran en superar la línea marginal
; su política
disociadora y desequilibrada ha limitado el desarrollo social, perjudicando
profundamente el entusiasmo popular de poder adquisitivo.
Sin embargo,
folclóricas  investigaciones son
contradictorias a otras cuyos resultados reflejan la realidad social de la
‘tierra del Corazón de Jesús’. Con semejantes problemas que atornillan la
inequidad, hoy se pregona que Colombia es el país ‘más feliz del mundo’,
irónicamente irrespetuoso a la dignidad humana
.
El refrán ‘Año
nuevo vida nueva’, es una elocuencia mental colombiana que encaja perfectamente
con el título otorgado a esta patria, el ‘País más feliz del mundo’, según el
Barómetro Global de Felicidad y Esperanza, que reveló el Centro Nacional de
Consultoría, donde Colombia sigue siendo el país más feliz del mundo en 2016,
con un índice neto de felicidad de 88% por encima del promedio mundial de 48%.
Lo que no se sabe si esta felicidad es sinónimo de risa o del sentimiento expresivo
de estar bien
.
La
investigación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe de las
Naciones Unidas, Cepal, expresa que el índice de desempleo se mantiene en dos
dígitos, contrario a lo proyectado por el DANE, también reveló que durante el
año 2016 hubo un menor incremento de los salarios de la población
, cifras que
permiten mirar con preocupación la debilidad en el momento de generar
posibilidades laborales estables que permitan aterrizar ilusiones y emprender
un camino rumbo a un desarrollo sostenible.
No se puede
hablar de felicidad si no se han cubierto las necesidades básicas insatisfechas
que a propósito sobrepasa el 55%, por lo tanto estas expresiones amarillistas
solo contribuyen a fortalecer un vano espejismo causante de la miopía política
popular
.
El año nuevo
necesariamente es un paso que se debe asimilar, obviamente con los mejores
deseos para cada uno de los celebradores. Estamos iniciando el 2017, que por
naturalidad viene adornado de prosperidad y expectativa para toda la sociedad
.
Lastimosamente el despertar de año nuevo se saborea vinagroso, porque más del
57% de la población abre los ojos en medio de la incertidumbre.
A diferencia de
otros años, se estrenará un IVA del 19% que indudablemente arremeterá contra la
vulnerable estabilidad financiera de los estratos medios y bajos
. Las
consecuencias no se dejaran esperar, reflejándose en reacciones populares a lo
que el gobierno tendrá que enfrentar en todo el recorrido de esta vigencia. Es
una bomba de tiempo que en cualquier momento colapsará, provocando
profundización de una crisis hasta la actualidad llevadera.

Viernes, 6 de
enero de 2017

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