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Por Ramiro García
ramigar71@gmail.com
Anunciaba el destacado escritor
belga-argentino, Julio Cortázar, que los únicos paisanos posibles son aquellos
individuos que compartieron con uno la cuadra y posiblemente el barrio; pues
aún entre nativos de una estructura territorial, se observan contrastes
significativos en el comportamiento cultural, social, etc.; por lo tanto,
hablar de paisanos con identidad
colectiva, sería algo demasiado genérico. Son muchas las cosas que unen, pero
igualmente demasiadas características quediferencian.
belga-argentino, Julio Cortázar, que los únicos paisanos posibles son aquellos
individuos que compartieron con uno la cuadra y posiblemente el barrio; pues
aún entre nativos de una estructura territorial, se observan contrastes
significativos en el comportamiento cultural, social, etc.; por lo tanto,
hablar de paisanos con identidad
colectiva, sería algo demasiado genérico. Son muchas las cosas que unen, pero
igualmente demasiadas características quediferencian.
En cambio, cuando se trata de conglomerados
humanos que han compartido por años, por ejemplo, un establecimiento educativo, en donde se
entremezclan dificultades, alegrías, amores, desamores, discrepancias menores,
éxitos relativos, ímpetus, sentimientos, etc., eso sí que constituye un
verdadero mapa humano con similitudes que
acercan a los individuos, y más aún entre quienes el aula fue el espacio
común y rutinario por más de una década.
humanos que han compartido por años, por ejemplo, un establecimiento educativo, en donde se
entremezclan dificultades, alegrías, amores, desamores, discrepancias menores,
éxitos relativos, ímpetus, sentimientos, etc., eso sí que constituye un
verdadero mapa humano con similitudes que
acercan a los individuos, y más aún entre quienes el aula fue el espacio
común y rutinario por más de una década.
Indudablemente que esa apreciación es válida y
pudimos acreditarla entre las casi 44 promociones de Tomasinos presentes en el evento del sábado 30 de junio
pasado, entrelazados en un saludo y
abrazo fraternal y cariñoso; porque cada promoción, en su oportunidad, hizo
parte de esa comunidad integrada por condiscípulos, profesores y empleados de la institución, con propósitos
comunes. Me atrevo a insinuar que los mejores años de nuestra vida; los más
inocentes, soñadores, aventureros y descomplicados posible, transcurrieron
alegremente por ese recinto.
pudimos acreditarla entre las casi 44 promociones de Tomasinos presentes en el evento del sábado 30 de junio
pasado, entrelazados en un saludo y
abrazo fraternal y cariñoso; porque cada promoción, en su oportunidad, hizo
parte de esa comunidad integrada por condiscípulos, profesores y empleados de la institución, con propósitos
comunes. Me atrevo a insinuar que los mejores años de nuestra vida; los más
inocentes, soñadores, aventureros y descomplicados posible, transcurrieron
alegremente por ese recinto.
Cuando egresamos del Colegio Santo Tomás de
Aquino -ahora denominado IESTA, pues su denominación original ha sido cambiada por la provisionalidad que
caracteriza los actos administrativos estatales, y que hace que los nombres de
ciudades, calles, instituciones, etc., no sean perdurables-; creo que en
nuestro fuero interno adquirimos un compromiso de lealtad, y una
misión nada distinta a la de convertirnos en
excelentes ciudadanos, porque la estructura ética y académica
recibida así nos lo indicaba. De ahí que
en estos cincuenta años transcurridos
desde su fundación, resulta agradable conocer que esta institución, orientada
por calificadas generaciones de directivos y profesores, gestó centenares de hombres importantes para
la sociedad, desde diferentes oficios o profesiones que señalan la vocación y la combinación del
esfuerzo individual y familiar.
Aquino -ahora denominado IESTA, pues su denominación original ha sido cambiada por la provisionalidad que
caracteriza los actos administrativos estatales, y que hace que los nombres de
ciudades, calles, instituciones, etc., no sean perdurables-; creo que en
nuestro fuero interno adquirimos un compromiso de lealtad, y una
misión nada distinta a la de convertirnos en
excelentes ciudadanos, porque la estructura ética y académica
recibida así nos lo indicaba. De ahí que
en estos cincuenta años transcurridos
desde su fundación, resulta agradable conocer que esta institución, orientada
por calificadas generaciones de directivos y profesores, gestó centenares de hombres importantes para
la sociedad, desde diferentes oficios o profesiones que señalan la vocación y la combinación del
esfuerzo individual y familiar.
Muchos de ellos estuvieron presentes en la
jornada del reencuentro tomasino, y desde luego, en los registros fotográficos
de la marcha. En mi caso, tuve como compañeros de aula a 23 excelentes amigos;
de ellos, 9 fallecidos prematuramente, y
tan sólo pude compartir la caminata con cuatro: el docente y especialista Guido
Chamorro, el ingeniero Mario Melo, el médico Álvaro Rivera y el abogado Héctor
Chávez.
jornada del reencuentro tomasino, y desde luego, en los registros fotográficos
de la marcha. En mi caso, tuve como compañeros de aula a 23 excelentes amigos;
de ellos, 9 fallecidos prematuramente, y
tan sólo pude compartir la caminata con cuatro: el docente y especialista Guido
Chamorro, el ingeniero Mario Melo, el médico Álvaro Rivera y el abogado Héctor
Chávez.
Somos los nostálgicos de la generación de las
baladas románticas de Raphael, Nino Bravo, Charles Aznavour, Adamo, Sandro,
etc.; de sintonizar en radio transistor las emisoras “Ondas del Guaitara” y
“Radio Centenario”; de la época de
agrupaciones musicales dinosauricas con quienes aprendimos a bailar,
tales como Los Graduados, Los Hispanos, Nelson y sus Estrellas, la orquesta de
Lucho Guzmán ; de las serenatas con tocadiscos de baterías; del furor de los
jeans Levi´s, camisas con diseño de estampados a cuadros, suéteres de cuello
tortuga, zapatillas north star; y lo más “oso” de la época: ir en autobús
colectivo, a Pasto, como unos auténticos provincianos, a la toma y retoque
(ahora, foto shop) de fotografías para el mosaico de grado, el mismo que ahora
reposa en el cuarto de San Alejo. Sin embargo, de ser usuarios de la máquina
Remington, con rodillo incluido, y de las comunicaciones en obsoletos equipos
de Telecom, nos resistimos a claudicar al uso de las TIC¨s, las cuales nos
permiten compartir estas líneas.
baladas románticas de Raphael, Nino Bravo, Charles Aznavour, Adamo, Sandro,
etc.; de sintonizar en radio transistor las emisoras “Ondas del Guaitara” y
“Radio Centenario”; de la época de
agrupaciones musicales dinosauricas con quienes aprendimos a bailar,
tales como Los Graduados, Los Hispanos, Nelson y sus Estrellas, la orquesta de
Lucho Guzmán ; de las serenatas con tocadiscos de baterías; del furor de los
jeans Levi´s, camisas con diseño de estampados a cuadros, suéteres de cuello
tortuga, zapatillas north star; y lo más “oso” de la época: ir en autobús
colectivo, a Pasto, como unos auténticos provincianos, a la toma y retoque
(ahora, foto shop) de fotografías para el mosaico de grado, el mismo que ahora
reposa en el cuarto de San Alejo. Sin embargo, de ser usuarios de la máquina
Remington, con rodillo incluido, y de las comunicaciones en obsoletos equipos
de Telecom, nos resistimos a claudicar al uso de las TIC¨s, las cuales nos
permiten compartir estas líneas.
Desde esta columna me permito felicitar a los
organizadores (Directivos, Cuerpo Docente, Estudiantes, etc.) y participantes del evento; pues su ejecución
no se distanció de las expectativas causadas, y supongo que el espíritu de la
idea estuvo materializado en sus diversos componentes.
organizadores (Directivos, Cuerpo Docente, Estudiantes, etc.) y participantes del evento; pues su ejecución
no se distanció de las expectativas causadas, y supongo que el espíritu de la
idea estuvo materializado en sus diversos componentes.
Por último, y sin menospreciar el
reconocimiento implícito que supone el ofrecimiento de una medalla o pergamino
conmemorativo; con mi mayor y debido respeto propongo, para debate democrático
entre la gran comunidad tomasina, que el recinto dedicado a la celebración
de actos públicos en la Institución
(Auditorio o como se llame), conserve el nombre de ese insigne educador y
fundador del Instituto, profesor Luciano Salas Martínez, como un
merecido homenaje póstumo a un personaje que dio inicio a ese gran conglomerado
educativo que hoy conocemos, y a quien celebramos con regocijo sus primeros
cincuenta años.
reconocimiento implícito que supone el ofrecimiento de una medalla o pergamino
conmemorativo; con mi mayor y debido respeto propongo, para debate democrático
entre la gran comunidad tomasina, que el recinto dedicado a la celebración
de actos públicos en la Institución
(Auditorio o como se llame), conserve el nombre de ese insigne educador y
fundador del Instituto, profesor Luciano Salas Martínez, como un
merecido homenaje póstumo a un personaje que dio inicio a ese gran conglomerado
educativo que hoy conocemos, y a quien celebramos con regocijo sus primeros
cincuenta años.
“La segunda mitad de la vida de una persona es
el compendio de lo que pudo asimilar durante su primera etapa”. Fedor Dostoievski
el compendio de lo que pudo asimilar durante su primera etapa”. Fedor Dostoievski
Este es un espacio de opinión destinado a
columnistas, blogueros, comunidades y similares. Las opiniones aquí expresadas
pertenecen exclusivamente a los autores que ocupan los espacios destinados a
este fin por el blog Informativo del Guaico y no reflejan la opinión o posición
de este medio digital.
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