Migración y derechos humanos

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Por José Guarnizo*
jose.guarnizo@voragine.co

No hay migrantes ilegales porque migrar sencillamente no es un delito. Qué importante es que en Colombia estemos hablando de dignidad humana en relación con la migración. Pero hablemos del tema sin máscaras. Hemos escuchado a periodistas y opinadores decir que se debe respetar la dignidad de los migrantes agregando un “pero” a su afirmación. Y no, no existen “peros” en los tratados internacionales alrededor de los derechos humanos. Una persona no pierde sus derechos por el hecho de cruzar una frontera, así no cuente con los papeles en regla.

Si alguien ingresa a un país extranjero, incluso sin pasaporte, estaría cometiendo una irregularidad, no un delito, y son cosas distintas. Los Estados pueden decidir a quién admiten o no en su territorio, en función de su normativa migratoria. Y los migrantes están obligados a cumplir las leyes del país al que van. Pero nada de eso les quita su condición de ser humano. Incluso, aunque a muchos les cueste reconocerlo, hasta un criminal que es juzgado en cualquier parte del mundo tiene derechos que deben ser respetados.

Lo que pasa es que la antiinmigración genera réditos políticos. Trump dijo en pleno debate presidencial que los migrantes se estaban comiendo a los perros y los gatos de Springfield, mientras Kamala Harris lo miraba como se ve a un desquiciado cuando dice disparates. De la xenofobia, el racismo, y los discursos nacionalistas ha sacado provecho Trump, y esa es una realidad inocultable. Estados Unidos tiene derecho a deportar a migrantes irregulares, pero no a someterlos a tratos degradantes ni inhumanos. Ningún Estado puede hacerlo.

“Los migrantes y refugiados tienen que ser tratados con dignidad y sus derechos deben respetarse. Los países tienen derecho a controlar sus fronteras y fijar sus políticas, pero hay estándares que cumplir”, dijo el portavoz de la ONU sobre las deportaciones de Estados Unidos a Colombia.

Detrás de la migración irregular hay dramas que no podemos pasar por alto. En ese sentido, es importante que hablemos, por ejemplo, del Darién. Casi 900.000 personas cruzaron esta selva insufrible entre 2023 y 2024. La mayoría eran venezolanos. Pero en la lista de nacionalidades siguen, en su orden: Ecuador, Haití, Colombia, China, Cuba, India y Brasil. Pero eso es un subregistro. Los muertos en el camino, nadie los está contando: ahí han muerto hombres, mujeres y niños. En @VoragineCo lo hemos documentado.

El Darién es una herida y un cementerio en la selva y en el mar y de ello también es responsable el gobierno colombiano. Petro está en deuda con esta frontera olvidada de Colombia, porque Duque no hizo nada, ni Santos tampoco ni ninguno de ahí para atrás. Los Estados fronterizos están en mora de hacer un pacto para humanizar el tránsito y detener la sangre que allí se sigue derramando, mientras el mundo sigue como si tal.

*Director de www.vorágine.co


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