Por: Andrés Zúñiga
X: @AndresZunigaSol
Si bien existen hechos estructurales comunes que se convirtieron en detonantes del conflicto, tales como: la inequitativa distribución de la tierra, enormes brechas sociales, uso ilegal de las armas, presencia de economías ilegales (cultivos de uso ilícito y minería ilegal), que permitieron el surgimiento de agrupaciones alzadas en armas, es claro que una de las características del conflicto armado en Colombia ha sido su carácter regional.
Tal vez por ello, el gobernador del departamento se apresuró a convocar a lo que él llamó “mesas de diálogo territorial”, sin saber, a nuestro juicio, cómo y cuáles son los protocolos que se deben seguir en estos casos, despejando, entre otros, estos interrogantes: su intención ¿es constitucional o no? ¿En cuáles municipios se realizarán las mesas? ¿Fueron consultadas las comunidades? ¿Habrá despeje militar? ¿Se dialogó con comerciantes y empresarios? ¿Esto ahuyentaría la inversión en nuestro departamento? Esperamos respuestas. Una cosa es cierta, en Nariño no queremos ni necesitamos una nueva versión del Caguán.
A lo mejor, el apresuramiento hizo que se improvisara y, probablemente, no se reparó en el hecho de que la política de paz, es de manejo exclusivo del Presidente de la República. Es posible que el señor Gobernador cuente con el aval del Gobierno Nacional, pero la realidad es que el mandatario seccional manejó el libreto de la autonomía, al poner en práctica la tesis de que Nariño es un Estado Subnacional y que él es el “jefe” de ese Estado llamado Nariño.
En el siguiente link, puede escuchar la entrevista: https://x.com/caracolpasto/status/1760341761426092270?s=61&t=41cmpse0uVeP3Z7lLbeWmw. Incluso, fija la fecha de inicio de los diálogos regionales, tal y como lo manifestara en un municipio del norte del departamento y que recoge en una nota Caracol Radio
Los conocedores del derecho, deberán definir si es constitucional o no la convocatoria que hizo el Gobernador de Nariño y que hoy puso en jaque al Gobierno Nacional, ya que el Estado Mayor del ELN, dice que con esto, se ha puesto en riesgo el ciclo de diálogos que avanzaban en La Habana, Cuba.
Nariño necesita y merece vivir en paz, por eso la invitación es a construir un diálogo verdaderamente amplio, alejado de egos y sin improvisaciones, que permita recoger el sentir de las comunidades y en el que participe activamente el gobierno nacional, para que cumpla las promesas de campaña y se logren consensos amplios para hacer de Nariño un departamento tranquilo y que progresa, ya que la paz se logra silenciando fusiles, pero también llevando inversión.
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