Por Ignacio Fajardo Rojas
Estamos cumpliendo 60 años de llegada de la imagen de nuestra Patrona aquí a Sandoná.
Muchas gracias por su amable presencia señores conductores, amigas, amigos y familiares de los compañeros fallecidos.
Hoy, nuevamente nos encontramos para rendir un homenaje de gratitud y de cariño a nuestros amigos, que un día se nos adelantaron en el celestial viaje hacia la eternidad, al encuentro con el dueño de la vida.
Sea este el momento de presentar a ustedes un saludo cordial y cariñoso y, a la vez agradecerles por su amistad y el acompañamiento en esta ofrenda floral símbolo de amistad, respeto y solidaridad a nuestros familiares, compañeros y amigos, que un día, llevados de la mano del Todopoderoso, se nos adelantaron en el venturoso viaje a la eternidad.
Acongojados por su partida, nos consuela la firme creencia y convicción de que todos tarde o temprano también tomaremos el viaje a la eternidad, en la ruta que nos lleva a la presencia del Señor, el gran conductor de la vida y del universo.
A nuestros amigos y al señor salustio Garzón que partieron en el viaje sin retorno, hoy como siempre los estamos recordando con nostalgia, cariño y respeto, agradecidos como siempre por su amistad, por sus enseñanzas, por su cariño y por haber cumplido honestamente la misión que un día les encargo nuestro Señor.
Entre nosotros todavía permanecen en el recuerdo la personalidad, las bromas, las alegrías y tantos recuerdos que a los que ya partieron los hicieron tan especiales e inolvidables y por eso mismo estamos convencidos que en la eternidad disfrutan de la compañía de Cristo Redentor y de la Madre Santísima del Tránsito.
Como compañeros recordamos a quienes nos enseñaron a conducir un vehículo, también nos indicaron como tratar muy bien a los demás y muchas veces nos alegraron la vida con sus bromas, picardías y ocurrencias.
Nuestros amigos, los que se nos anticiparon en el viaje a la eternidad nos dejaron un gran ejemplo de vida, unas normas de comportamiento, pero sobre todo nos enseñaron a sentirnos orguiiosos de nuestra profesión que es ante todo de responsabilidad ante la sociedad y ante la vida.
A nuestros amigos conductores fallecidos, hoy como siempre los estamos recordando con cariño y al elevar una plegaria a Dios por ellos, les estamos agradeciendo porque nos dejaron el valioso ejemplo de seguir cumpliendo la honrosa misión de transportar el buen nombre de Sandoná por los caminos de la patria.
Decía el gran filósofo “Cuando el tren de la muerte separe mi pasaje, nos encontraremos en ese más allá que llaman cielo”.
Muchas gracias.